labastida. Algo menos de afluencia que el año pasado, quizás porque el tiempo parecía anunciar lluvia, pero un público entregado acudió ayer a la tercera edición de Bodegas a Pie de Calle que había organizado la asociación de comerciantes de Labastida, ACOBASA, aunque su presidenta hubo de guardar reposo por estar convaleciente de la rotura de una pierna. Un total de ocho bodegas de la localidad secundó el llamamiento realizado desde la Asociación y el Ayuntamiento para celebrar una jornada festiva en torno al vino que se elabora en el entorno y al propio comercio, que abrió sus puertas como una forma de promocionar el enoturismo. Aunque las nubes presagiaban agua, lo cierto es que resultó una brillante jornada que permitió el agradable paseo por las calles donde se habían instalado txokos en los que poder degustar los caldos locales. La oferta, en si misma, era sabrosa. Por seis euros se recibía una copa de cristal tallada y cinco vales para degustar otros tantos vinos. Así, no era de extrañar los controles de la Guardia Civil instalados en la rotonda de acceso a San Vicente de la Sonsierra, como una advertencia para que el consumo fuera responsable, básicamente entre los conductores.
La jornada comenzó con el pregón a cargo de José Antonio Merino, del Restaurante Marmitako, desde el balcón de la Casa de Cultura, vecina al Ayuntamiento, donde estuvo acompañado por el alcalde, Ignacio Orive, por el diputado de Agricultura, Borja Monje y otros miembros de la corporación de Labastida.
Terminado el acto oficial, vecinos y visitantes se repartieron por los diferentes stands diseminados por la calle que sirve de eje a la localidad para disfrutar de las variedades de vino que se elaboran en sus bodegas, mientras una charanga recorría incansable toda la zona.
Según reconocía el alcalde, Ignacio Orive, iniciativas como ésta "promocionan las bodegas de Labastida y logran que la gente conozca el pueblo". Refiriéndose a la colaboración entre la asociación empresarial y la institución local, destacó la importancia que tiene para celebrar estos eventos.
Los visitantes se acercaron a los puestos para disfrutar del mayor número de vinos. El más céntrico era el de la Bodega Solagüen, frente al Ayuntamiento, aunque también estaban otros como el de Bodegas Teso, una de las tradicionales de la localidad. Su propietario, Jesús González Teso, estuvo al pie del cañón saludando a los amigos y sirviendo copas de vino. Y como es natural, habló de lo que pasará este año en los viñedos. "En principio se presenta bien. Durante la brotación, el número de racimos que hemos visto ha sido inferior al de otros años, por lo que la cosecha será menor y, evidentemente, la calidad será mejor si todo va bien".
La del año pasado, la que se degustaba como vino joven ayer era "muy bien valorada por la gente, porque es un vino muy redondo, muy afrutado". Y es que los vinos de Labastida tienen su aquél. "Son vinos personales, distintos. Tenemos un microclima y una altitud muy adecuados para vinos de alta calidad, gracias a que tenemos por un lado Sierra Cantabria y por el otro el río Ebro". Paralelamente, los hosteleros locales prepararon promociones especiales para atraer visitantes y en las puertas de los bares se instalaron cubas-mesas para hacer más agradable la estancia y las catas. Para los pequeños se ofrecieron colección es de juegos para que estuvieran entretenidos mientras los mayores recorrían la zona. Ya por la tarde, en el frontón se jugaron unos partidos de pelota para los aficionados.