En las pasadas generales sacaron un 2% de los votos en Álava. Con el 3% entrarían en el Parlamento Vasco en las autonómicas. ¿Lo creen posible?
Álava ha sido el territorio donde hemos tenido mayor porcentaje de voto de Euskadi, y eso nos hace mirar con optimismo esa posibilidad. Quizá el apoyo se deba a que hay una mayor conciencia sobre las cuestiones que Equo considera prioritarias.
Temas candentes hay unos cuantos. Por un lado la concesión del galardón Green Capital, por otro las polémicas con el 'fracking' o la prórroga de Garoña.
Equo recibió con satisfacción el hecho de que a Vitoria se le declarara Green Capital porque es el reconocimiento a un trabajo realizado desde tiempos del alcalde Cuerda, un proceso largo en el que la ciudad ha apostado por políticas de sostenibilidad, y en ese sentido compartimos la satisfacción. Es paradójico que el tema del fracking surja justo en este preciso momento. Es un gran error sacrificar nuestro medio ambiente para conseguir unas gotas de gas con un alto coste medioambiental, y no entendemos que se estén dando pasos tan decisivos como la modificación de la Ley de Conservación de la Biodiversidad para permitir esta actividad.
Es un término que nadie conocía y que ahora surge por todas partes; España, Polonia, Argentina o Gran Bretaña ¿Por qué proyectos tan desarrollados salen a la luz pública tan repentinamente?
Porque las reservas convencionales de combustibles fósiles están enviando signos de agotamiento, y eso hace que reservas que hasta ahora no eran interesantes por su alto coste empiecen a serlo, entre ellas está el gas no convencional. El desarrollo a gran escala empezó en el estado de Alberta, en Canadá, con unos impactos ambientales brutales, pero con unos grandes beneficios económicos, que es lo que se persigue. Aparece ahora más extendido porque empieza a ser rentable la explotación de estas reservas, que son marginales, es como apretar la esponja para que salgan las últimas gotas. Lo que habría que hacer ante la evidencia de que llegamos al final de las reservas de combustibles fósiles es impulsar políticas de energías renovables para poder garantizar que la salida de esos hidrocarburos pueda ser progresiva. No hay demasiada conciencia de que la caída de esa forma de energía puede ser abrupta, se pueden mantener los precios y los niveles de consumo de manera artificial, pero en el momento en que ya no se pueda habrá un desplome. Eso requiere política inteligentes.
¿Esperaban que el cambio de Gobierno en Madrid supusiera un frenazo a las renovables y el impulso a la nuclear? Fueron las primeras decisiones que adoptó el gabinete de Mariano Rajoy.
Sí, no había ninguna duda, la política energética del Gobierno del PP es la que en su día marcó la fundación FAES, y claramente está dando esos pasos, más nuclear y eliminación de las renovables, que consideran, demagógicamente, caras. No es en absoluto sorprendente. En esto, como en otras cosas, el PP es el Gobierno de los lobbies, y el más potente en España es el energético, están haciendo la política que se dicta desde la sede de Endesa y de Iberdrola. Y la política del PSOE no era sustancialmente diferente, no hay que olvidar que el PSOE no cerró Garoña, lo dejó para la siguiente legislatura. Unos hacen unas políticas más acentuadas y otros menos, pero todos en la misma dirección.
La sostenibilidad hace años que forma parte del discurso de absolutamente todos los partidos políticos y de las empresas. ¿Eso a Equo le perjudica o le beneficia como formación política?
Todos los partidos tratan de utilizar el marketing verde en las campañas y luego, cuando llega la hora de legislar, lo meten en un cajón y se olvidan. Equo nació porque mucha gente se da cuenta de que eso es así.