Vitoria. Asistido por un ordenador portátil y el google maps, el técnico de la Unión de Agricultores y Ganaderos de Álava Luis Ganuza explicó gráficamente, ayer en Villa Suso, lo que a su juicio va a suponer la aplicación del fracking en Álava en caso de que las exploraciones previstas den resultados positivos y el Gobierno Vasco se lance a extraer el gas impregnado en el subsuelo.
Según Ganuza, será necesario implantar en Álava toda una malla de plataformas extractoras si efectivamente hay 185 miles de millones de metros cúbicos de combustible, como estimaba un Ejecutivo que ahora pone esas cifras -también los 30.000 millones de euros en los que tasó el gas alavés-, en cuarentena. El portavoz de la UAGA, que para compensar el "sesgo" en el diseño de las jornadas cedió la mitad de su turno al alcalde de Kuartango -donde se contempla la posibilidad de abrir un tercer pozo exploratorio-, calcula que en zonas como las Estribaciones del Gorbea se instalarán 11 plataformas por hectárea, y en el área del Baias 16,5, la misma densidad necesaria en Subijana de Álava. Allí es donde a finales de este mismo año se pretenden abrir los dos pozos que deben constatar si la gran aventura energética es viable económica, medioambiental y técnicamente.
Ganuza, que criticó haber sido invitado a última hora a las charlas y que por ello no podía ofrecer "una presentación muy elaborada", exprimió sin embargo sus veinte minutos para dar datos y poner sobre la mesa el punto de vista de un sector que, en última instancia, "es el responsable de los productos que llegan a la mesa" de los alaveses. El técnico de la UAGA afirmó que ese mallado de pozos del que habla exigirá, además de "dilapidar" el 3% del suelo fértil del territorio, entrar en "áreas urbanas e infraestructuras", y obligará a adaptar vías parcelarias o a construir nuevas para el desplazamiento de los camiones necesarios para transportar el gas y los residuos.
Ganuza rechazó, no sin ironía, la afirmación realizada en una charla anterior sobre el potencial desarrollo del turismo rural que generaría el fracking, se preguntó "adónde van a ir los 30.000 millones de los que se habla" y "quién los va a pagar", y pidió al Gobierno que aclare si el gas alavés se destinará al autoabastecimiento o a la exportación. El portavoz de agricultores y ganaderos citó incidencias registradas en Estados Unidos por el uso de esta técnica, "aunque dijeron que no había riesgos", se preguntó "qué va a pasar con los lodos contaminados" que generen las explotaciones, y aseguró que UAGA "no va a caer en la trampa" de aceptar evaluaciones de impacto ambiental parciales porque a su juicio es necesario un análisis global de todo el proyecto.
Ganuza recordó que a quienes viven de actividades "tan peligrosas" como la agricultura y la ganadería se les exige registrar todas las materias primas que utilizan, servirse sólo de productos autorizados, dar cuenta del destino de sus residuos y someterse a sanciones económicas del Gobierno Vasco "si algo falla". Por ello, afirmó que si el empleo del fracking provocara algún tipo de problema de salud pública con los alimentos, "será responsabilidad del agricultor".
"Nos proponen destinar recursos públicos para empresas privadas del vagón de cola de los hidrocarburos, la última de las tecnologías", criticó Ganuza, que en una mañana de comparecencias vehementes recordó que Alemania se convirtió en pionera en depuración de aguas cuando, tras minar la salud de los trabajadores de la excepcionalmente sucia cuenca del Ruhr, "se quedó sin mano de obra" para seguir explotando sus minas. "Aprendamos de los errores del pasado", concluyó.