Decía Aristóteles que la felicidad la proporciona el uso de las cosas, no su propiedad. Esto es lo que han debido de pensar un grupo de jóvenes que ha puesto en marcha en Vitoria una experiencia piloto para compartir coche. El proyecto Ibilkari fue presentado ayer dentro del Foro de Políticas de Juventud celebrado en el Palacio Europa, donde se presentaron hasta seis alternativas diferentes para hacer frente a la crisis económica.

Del mismo modo que si alguien quiere beber leche no necesita comprarse una vaca, los impulsores del proyecto consideran que para trasladarse no hace falta disponer de coche privado. La idea es crear una flota de vehículos sin dueño de la que pueda hacer uso la ciudadanía en función de sus necesidades. "Lógicamente no está pensado para gente que utiliza todos los días el coche para ir a trabajar, pero sí para quien lo necesita para hacer compras, recoger a los hijos o hacer algún viaje ocasional", explica Jokin Basozabal, uno de los impulsores en Euskadi del movimiento car sharing, que ya está implantado en más de una decena de países en todo Europa. Sus principales usuarios son estudiantes, motoristas, familias que necesitan un segundo coche, jubilados con un vehículo viejo o personas que no pueden permitirse pasarse por un concesionario.

De momento, su empresa ha puesto en marcha una experiencia piloto a través de dos coches, uno estacionado en el parking del Palacio Euskalduna de Bilbao, y el segundo en Vitoria, en el aparcamiento de la Catedral. El funcionamiento es sencillo. Una vez inscrito como socio en la página web previo pago de una cuota mensual que oscila entre los 3 y los 12 euros -en función del uso que se quiera hacer-, se adquiere una tarjeta que da acceso al coche. La facturación se hará dependiendo de las horas y los kilómetros realizados.

Los responsables de Ibilkari destacan las ventajas de este sistema, que proporciona al usuario ahorro, flexibilidad, ya que está disponible las 24 horas del día, y comodidad, puesto que con el tiempo la idea es poder hacer uso de un vehículo aparcado en las inmediaciones del domicilio o del lugar del trabajo. También se evitan preocupaciones derivadas de la limpieza, el seguro o las revisiones. Además del ensayo que se está llevando a cabo en Vitoria y en Bilbao, se prevé que próximamente también haya vehículos disponibles en la comarca de Uribe Kosta y en la Mancomunidad de Arratia, ambas en Bizkaia.

Agricultura ecológica Pero la del car sharing no fue la única alternativa planteada ayer en el Palacio Europa por parte de los jóvenes para hacer frente a la crisis. El auge de la agricultura ecológica ha sido para algunos una vía de escape en este momento tan difícil. Es el caso de Ismael Ruiz de Azua, productor de Maturana, cuyo negocio se topó de frente con la crisis y no tuvo más remedio que dar un cambio de rumbo. "En estos momentos estoy vendiendo en torno al 100% de la carne de vacuno que produzco", explica este ganadero, que buscó apoyo en la asociación ecogastronómica Slow Food para conseguir puntos de venta directa.

La alimentación a través de productos ecológicos se planteó ayer como un nicho con bastantes posibilidades. Un claro ejemplo de ello es lo que está ocurriendo con la asociación de consumidores Bio Alai, que ha creado una especie de supermercado cuya facturación, en tiempos de crisis, ha crecido un 7%. El grupo se creó en Vitoria en el año 1993 por familias que querían consumir alimentos ecológicos a precios razonables. Además, pretendían establecer un modelo capaz de promocionar hábitos de vida responsables y de apoyar a la agricultura local. "Somos ya un total de 850 familias, el número de socios aumenta un 5% cada año", explica José Ramón Mauleón. La inscripción en Bio Alai cuesta 180 euros y da acceso a dos personas que pueden abastecerse de los productos que llegan a una tienda ubicada en Gazalbide. El establecimiento cuenta ya con seis empleados.