Vitoria. La estructura familiar, piedra angular de la sociedad durante siglos, corre peligro de perder sus señas de identidad en la CAV. Los nuevos modelos laborales, productivos y de consumo han desgastado progresivamente sus formas externas hasta hacerla cambiar de apariencia y reducir su peso específico dentro del entramado comunitario. Tanto es así que el Departamento de Empleo y Asuntos Sociales del Gobierno Vasco ha habilitado un presupuesto de más de 674 millones de euros para poner en marcha diversas líneas de actuación encaminadas a fortalecer este armazón social y dotarle de los recursos necesarios para garantizar su pervivencia. Una de las medidas barajadas por el ejecutivo de Lakua consiste en trabajar conjuntamente con las juntas generales de los tres territorios históricos y con las diputaciones forales para que estudien la implementación de exenciones fiscales a las entidades privadas que fomenten la conciliación de la vida familiar y laboral.
Tal y como se explica en la web Concilia+, otra de las iniciativas asociadas al Plan de Apoyo a las Familias 2011-2015 del Gobierno Vasco, las medidas que favorezcan la conciliación laboral, familiar y personal, no tienen por qué derivar de grandes decisiones, ni exigir enormes esfuerzos de planificación, ni desembolso económico. "Son las medidas en puntos clave las que contribuyen a mejorar la conciliación. Por ejemplo, flexibilizar los horarios, u ofrecer espacios dentro de la empresa para el uso de las personas trabajadoras, como por ejemplo un espacio para comer", concreta el portal.
Además de activar beneficios fiscales para las empresas, el ejecutivo autonómico plantea otras muchas iniciativas encaminadas a consolidar los cimientos familiares. Ideas transversales, que implican a diversas instituciones, como por ejemplo solicitar al Gobierno central que reconozca como familias numerosas -y por lo tanto puedan acceder a las ventajas y ayudas que estas perciben- a los núcleos monoparentales con dos o más hijos. Planteamientos estos que persiguen la compensación de los costes generados por el cuidado de los miembros de la familia.
Deducciones y alquiler En esta misma línea, Lakua ha iniciado el desarrollo de iniciativas encaminadas a procurar una armonización de las bonificaciones destinadas a las familias numerosas, el avance en la homogeneización de las deducciones por realidad familiar, y se ha puesto en marcha un estudio, en colaboración con las diputaciones, de medidas fiscales que potencien el alquiler como elemento favorecedor para el acceso a la vivienda, así como la puesta en marcha de iniciativas que mejoren el tratamiento del IRPF de las actuaciones de rehabilitación, atendiendo igualmente al concepto y cuantía del presupuesto protegible y al nivel de ingresos de los beneficiarios.
Al margen del paquete de ventajas fiscales, que incluyen otras muchas como la elaboración de un estudio sobre la viabilidad de que las ayudas económicas a las familias se gestionen directamente desde el IRPF o la aplicación del criterio de renta estandarizada -sostenida por las distintas administraciones- para el acceso de las familias a actividades de ocio y tiempo libre durante las vacaciones, el plan impulsado por el Departamento vasco de Asuntos Sociales sopesa la potenciación de las posibilidades de conciliación corresponsable. Propuestas que, por ejemplo, implicarían de nuevo al Gobierno central, esta vez en la ampliación de permisos por nacimiento, tanto de paternidad como de maternidad, y en la ejecución de un estudio sobre la implementación de la obligatoriedad del permiso de paternidad, que aún no ha acabado de cobrar la importancia deseada. Otra de las sugerencias contempla la puesta en marcha de experiencias de sincronización horaria entre los organismos públicos, medios de transporte, comercios, centros educativos y empresas para que las familias puedan optimizar su tiempo.
La radiografía efectuada por el ejecutivo autonómico antes de arrancar este III Plan precisa que, actualmente, existen 794.387 hogares en la CAV, cada vez más envejecidos y unipersonales. En cada domicilio reside una media de 2,68 personas y sólo en un 16% de ellos viven menores de 16 años. En el 15,7% habitan personas que requieren atención por problemas de salud y en el 12% viven mayores de 80 años. La creciente presencia de inmigrantes se traduce en que en un 32% de las viviendas conviven dos o más núcleos familiares al mismo tiempo.