vitoria. Después de conocer esta historia, seguro que muchos vitorianos se plantearían seriamente recurrir a los medios legales para recuperar una bicicleta robada como hizo su protagonista. El vehículo del susodicho fue sustraído en octubre de 2009 mientras éste trabajaba en el centro comercial El Boulevard, aunque su hermano, por suerte, lo reconoció días después candado en plena calle San Prudencio gracias a unas piezas específicas. Armado de buena fe, el legítimo propietario dio aviso a la Policía Local, que retiró la bicicleta al depósito municipal de Agirrelanda y le pidió un tiempo de espera para devolvérsela por si el caco hacía acto de presencia allí y así poder identificarle y reclamarle los daños y perjuicios pertinentes. Pero jamás volvió a sus manos, y eso que en un periodo de año y medio se desplazó hasta en cinco ocasiones a Agirrelanda para recuperarla.
Las dos primeras veces, sendos agentes prometieron que le llamarían por teléfono para devolvérsela una vez abierto el candado fijo con la que estaba asegurada en el depósito. No tuvo respuesta, hasta que a la quinta, una agente le comunicó que el vehículo no existía informáticamente. Tampoco estaba en el almacén, lo que significaba que había terminado en el desguace. El afectado ha denunciado el caso ante el Síndico, que ha instado al Ayuntamiento a arbitrar un sistema "más ágil y proactivo" para reintegrar las bicicletas robadas que incluya una declaración jurada del reclamante como título suficiente. No es la primera vez que el defensor vecinal denuncia el "mal funcionamiento" del depósito.