Labraza. LOS vecinos de Labraza están dispuestos a mucho para promocionar los singulares valores turísticos de la villa amurallada, pero en ningún caso a sacrificar ni un ápice del modelo de vida y de convivencia que han sabido preservar hasta ahora. La villa, cargada de reconocimientos regionales e internacionales a su carácter turístico y cultural, se siente orgullosa por haber sabido conservar la monumentalidad de su trama urbana, pero su futuro tropieza con la falta no solo de infraestructuras turísticas, ya que solo dispone de un centro social con bar que abre a las dos de la tarde todos los días y ni un solo restaurante ni una sola plaza de alojamiento, sino además con una ausencia total de actividades económicas, excepto dos constructores y tres agricultores.

Los fines de semana, sus calles se animan con la presencia de visitantes que acuden atraídos por la fama de la muralla, sus casas medievales, o la espectacular Fuente del Moro, pero entre semana -y más en invierno- permanecen desierto. "Somos 120 habitantes", comenta José Antonio Álvarez de Eulate, quien lleva más de 20 años viviendo en Labraza, "pero de ellos 12 o 15 son niños de entre 0 y 12 años y tenemos que pensar en el futuro de esta gente". Un futuro complicado, "porque aquí lo tiene muy difícil la iniciativa privada", añade. "Al declarar Labraza Bien Cultural como patrimonio monumental se limitan todavía más las posibilidades de hacer algo en un perímetro extramuros, porque en el interior no hay condiciones ni edificios para poner un hotel o un alojamiento rural por la propia normativa urbanística".

A ello se añade que "al declararse en 2008 Bien Patrimonial se amplia el perímetro de protección con la misma rigurosidad que el caso histórico. En consecuencia, si alguien viene a montar alguna infraestructura -recientemente una persona intentó un restaurante-, la respuesta que recibe es que en tal o cual solar no puede mover ni una piedra". Y es que "el problema que tiene Labraza para desarrollar cualquier actividad comercial, hostelera o de hospedaje son las cinco normativas urbanísticas diferentes y contradictorias".

La villa recibe cinco mil visitas "apuntadas", por lo que "pensamos que entre éstas y las que no registramos son unas 7.000 al año". Muchas de ellas preguntan por un lugar donde comer y lo único disponible es el centro social donde les pueden preparar unos huevos fritos con panceta, aunque tampoco tiene obligación de hacerlo. Elproblema, sin embargo, podría estar a punto de solucionarse a través del Gobierno Vasco, ya que "un alto representante ha estado aquí con nosotros para tratar de resolver este galimatías de normativas y ha preparado propuestas concretas".

La última decisión de la Cuadrilla sobre la cesión de la competencia de la promoción turística a La Ruta del Vino de Rioja Alavesa no es que beneficie, precisamente, los intereses de Labraza. "Parece que habrá dos riojas alavesas: la del vino y la oscura, como nuestra zona, incluido Kripan, Iecora, Lantziego…" apuntilla Ismael Martínez. "El que la Ruta del Vino marque los destinos turisticos de Rioja Alavesa puede llevarnos hasta que nos marquen el modo de vida en los pueblos", afirmaciones que suaviza Álvarez de Eulate matizando que "cuando hemos pedido unos servicios a la Cuadrilla nos los han colocado porque no había ninguno público".

Alfonso García fue presidente de la Junta Administrativa. Es agricultor y tiene dos hijos sin intenciones de quedarse a vivir en el pueblo. Iosu, la persona que lleva el centro social apuesta por el desarrollo del turismo para que el pueblo saque rentabilidad y que la gente no se marche. "También pueden venir otros, pero siempre sin perder la calidad de vida". Está dispuesto a dar comidas, pero necesita un cierto apoyo por parte de quienes organizan las visitas para que se acerquen hasta el local.

Otro vecino, un joven agricultor, Enrique Pérez Mazo, se quedó en Labraza "porque mi padre es agricultor y a mi me gusta, lo que pasa es que hoy en día esta actividad necesita de mucha más tierra para sacar la misma rentabilidad". Es uno de los tres que quedan trabajando a tiempo completo las viñas.

Finalmente, aflora el asunto de la riqueza histórica que atesora Rioja Alavesa y que está todavía por alumbrar. Ismael apunta que "este año se volverán a destruir yacimientos arqueológicos que sabemos que están ahí, pero no se realizan excavaciones por falta de recursos". "Cada temporada se destruye algo de los más de 30 lugares donde sabemos que hay restos", añade. De momento, en Labraza solo se retoca de vez en cuando el Plan Director de las Murallas, verdadero impulsor del turismo, y se realizan pequeñas actuaciones, como el mirador que se adecuará en la torre de la iglesia, de la misma forma que se hizo en Elvillar de Álava.