Lander, ya sé que no hay viruta, pero estamos perdiendo pasta". Esta fue una de las muchas bromas que, por cuarto año consecutivo, soltaron Imanol Arberas y Lander Meaza en la conducción de las pujas de la tradicional subasta del mercado de San Antón de Amurrio. Un acto que ayer alcanzó su XLII edición con mucho público. Pese a la mala climatología y la crisis, la gente invadió con sus paraguas la céntrica plazoleta de la ermita del patrón de los animales.

La puja duró más de dos horas y en ella se subastaron una veintena de lotes de productos caseros y artesanos que, en la mayoría de los casos, no salieron por su verdadero valor. Hubo morcillas, quesos, panes, pasteles, árboles, botellas de vino, txakoli e incluso alguna que otra cerveza made in Álava, donadas de manera altruista por los 115 expositores que dieron vida a la feria. desde las diez de la mañana No obstante, los reyes de la subasta volvieron a ser los maillots ciclistas y las variopintas elásticas de equipos de fútbol, ya que hubo desde camisetas del Amurrio y del jugador local Iñaki Bea -que ahora forma parte del Innsbruck, equipo puntero de la liga austriaca- hasta del Barça y el Athletic de Bilbao, por la que un aficionado rojiblanco pagó 130 euros.

Sin embargo, el lote por el que más dinero se dio fue el de Pepe I. El simpático nombre con el que los speakers de la subasta bautizaron al impresionante txarri de más de cien kilos en canal, por el que se ofrecieron 300 euros. Los piques tampoco faltaron. De hecho, en el lote que decidieron crear pensado para que "alguna cuadrilla de jóvenes se monte una chufla" se vivieron momentos muy simpáticos. A dos grupos les dio por pujar de forma alternativa incrementando sus ofertas, hasta que al final uno de ellos cedió y la cosa se quedó en 100 euros.

En resumen, se registró una suculenta recaudación que irá donada en su totalidad a la Asociación de Ayuda y Acogida Laguntza de esta localidad, que trabaja con quienes más necesitan de la ayuda y la solidaridad ajena dentro del propio pueblo. "A nuestro alrededor también hay gente que necesita ayuda, para poder sobrevivir día a día, y tener algo que llevarse a la boca en estos momentos de crisis", explicaron desde la organización. ¿Y cuánto recibirán esas personas? Aunque no se pudo precisar la cifra, ya que "ahora queda descontar gastos", en la subasta se recaudaron 1.800 euros. Además, la venta de los diez corderos y doce cochinillos que se asaron en el recinto ferial supusieron otros 1.520 euros. Y a ese dinero hay que que añadir los beneficios de la txosna, en la que se expendieron 800 pinchos de txistorra y 300 litros de caldo y txakoli.

Dado el éxito del mercado, Meaza y Arberas sacaron el último do de pecho de sus maltrechas voces para dar las gracias a todos los que colaboraron en la organización de la fiesta. Una veintena de personas que, desde las 7.00 horas, sudó de lo lindo para que todo saliera a pedir de boca.

Mientras tanto, en los aledaños del templo y en Landako los propietarios de los puestos de talo, chorizo, txakoli, verduras, queso, dulces y demás delicias atendieron a cientos de compradores, que también pudieron disfrutar con la presencia de artesanos muy diversos, así como de los consejos en flora y árboles de varios viveros. "Lomás demandado es el manzano, porque es la fruta que más dura", explicaron estos expertos.

La jornada también contó con una actuación de txistularis, animación de música de trikitixa,y la ya tradicional misa al patrón en la ermita, desde cuyo campanario se llamó a la fiesta mediante el volteo de su bicentenario esquilón por parte de la asociación de campaneros local. ¿Quién da más? El año próximo se lo contaremos.