Vitoria. No hay medidas de conciliación que logren modificar algunas costumbres enraizadas en la sociedad. Cuando se trata de cuidar de los hijos son ellas las que se hacen cargo, aunque tengan que trabajar. La mitad de las vascas ocupadas dedican cinco o más horas al día a sus pequeños frente a las dos horas que emplean como mucho sus parejas. La desigualdad de cargas asumidas tiene un coste en el grado de satisfacción con el tiempo que se dispone para la vida personal o el ocio.
Así se refleja en la encuesta sobre la Conciliación de la Vida Laboral, Familiar y Personal realizada por el Eustat, el Instituto Vasco de Estadística. Según este estudio, el reparto de tareas domésticas entre las parejas que tienen un empleo resulta muy desigual. La mujer dedica más tiempo no sólo al cuidado de los hijos, sino también a atender a sus familiares dependientes. Ellas destinan a esta tarea tres o más horas diarias, porcentaje que se reduce al 26,7% en el caso de los hombres.
Este hecho produce que el grado de satisfacción con el tiempo que se dispone para la vida personal, el ocio o la formación sea bajo. Casi una cuarta parte de las madres se declaran insatisfechas con la situación que atraviesan, especialmente en las edades en que se está formando la familia, entre los 35 y los 44 años. Este desigual reparto de funciones también motiva que un porcentaje significativo de mujeres ocupadas, más de una de cada cinco, no estén contentas con la colaboración que ofrece su cónyuge o pareja. Por el contrario, más del 85% de los hombres están satisfechos con el trabajo que hacen en casa sus parejas.
muchas dificultades El trabajo es, sin duda, el mayor impedimento para poder hacerse cargo de las cosas de casa, tanto en el caso de ellas como en el de ellos. Sin embargo, la situación se torna aún más complicada cuando la persona encuestada trabaja por cuenta propia. En el caso de los autónomos casi la mitad confiesan tener "muchas dificultades" para atender a sus hijos. Globalmente, el grado de dificultad que la población ocupada de la CAV tiene para compaginar trabajo remunerado y vida personal y familiar alcanza los 3,3 puntos, sobre un máximo de 10 que indicaría la imposibilidad total para la conciliación. En este sentido, Álava presenta el menor grado de dificultad con 2,1 puntos, mientras que Bizkaia se sitúa en la media y Gipuzkoa la supera.
Las medidas que existen para poder abordar las responsabilidades domésticas tales como la excedencia o la reducción de jornada no tienen demasiada buena acogida. Una de cada cuatro personas con empleo cree que acogerse a alguna de ellas puede afectar a la promoción profesional, especialmente si son jóvenes. Sin embargo, la mayoría valora de forma positiva la actitud que muestran los jefes cuando se trata de abandonar el trabajo temporalmente. Un 83,6% de las personas ocupadas asegura no encontrarse con dificultades para ausentarse de su puesto para resolver asuntos particulares. Entre el personal autónoma y los empleadores se accede a ausencias esporádicas con menor dificultad que otros profesionales, mientras que en el resto de medidas afirman mayores limitaciones.
La encuesta realizada por el Eustat también pregunta a los ciudadanos acerca de sus preferencias laborales. Al respecto, se detectan diferencias en función del territorio. En este sentido, en Gipuzkoa la mitad de los trabajadores prefieren tener empleo en una empresa pequeña, mientras que en Álava el 71% elegiría una compañía grande, y Bizkaia se sitúa en medio. Por sexos, se aprecia que el 72% de las mujeres prefiere trabajar en el sector público, frente al 57% de los hombres.