madrid. Más de la mitad de los adolescentes y jóvenes de (entre 12 y 20 años) que fuman, aseguran que sus progenitores se lo permiten, más las madres (un 64,5%) que los padres (un 52%). Aparte, uno de cada tres progenitores desconoce que los hijos fuman habitualmente o esporádicamente, según un estudio realizado por la Fundación Pfizer basado en 800 entrevistas telefónicas realizadas el pasado julio a chicos de ambos sexos de esas edades, y otras tantas a sus padres, a los que se preguntó qué pensaban de la actitud de sus hijos sobre el tabaco.
Tanto hijos (84,2%) como padres (77,7%) consideran positiva la ley antitabaco, y un tercio de ambos creen que ha contribuido a reducir el consumo juvenil.
Cerca del 30% de los muchachos son fumadores o lo han sido alguna vez, algo que desconoce casi la mitad de los padres. Los hijos declaran una edad media de inicio de 13,9 años, antes los varones que las mujeres, si bien los padres creen que es a los 15, y el consumo se quintuplica a partir de los 16 años, con un índice mayor en las chicas.
El 45,6% de los jóvenes desearía dejar el tabaco y al 36,5% le gustaría fumar menos en el plazo de 12 meses, más ellas que ellos, pero gran parte de los padres (un 44,5%) creen que el consumo de los hijos se mantendrá.
La influencia del entorno social es el motivo principal para empezar a fumar, en particular los amigos, según declara el 52,9% de los chicos, mientras que para dejarlo aducen que no les gusta (50,5%), que es malo para salud (40,3%) o por ahorrar (17,1%).
más barato Tanto hijos (86,8%) como padres (72,9%) están de acuerdo en que el consumo entre jóvenes aumentaría si el tabaco fuera más barato. Sin embargo, los que desean seguir fumando lo mismo argumentan que lo hacen poco (40,2%) o que se sienten bien con el tabaco (30,1%). Así, un 8,9% está convencido de que puede dejarlo cuando quiera y otro 8,2% considera que "no es tan malo".