Vitoria. La subida de los costes de producción y la caída de los precios en el sector primario ha llevado al colectivo a mirar en clave de futuro y replantearse los modelos de producción para poder salvar una actividad económica abocada al descalabro. Por ello, en los últimos años son muchos los agricultores y ganaderos que han optado por otras vías para superar la crisis. No hay más que echar un vistazo a las estadísticas para comprobar que desde 2008 Álava se ha convertido en un referente del crecimiento de la agricultura ecológica. De hecho, este sector no ha parado de crecer a un ritmo equiparable al español, el país con mayor producción ecológica de toda Europa, con 1.674.119 hectáreas y con un repunte anual del 4,45% en su superficie.

Esta apuesta tan firme por este tipo de agricultura y ganadería se debe a que el valor añadido que ofrece esta actividad productiva permite contar con un consumidor fiel y diferenciado que le abre las puertas de los mercados. No en vano, habitualmente el cliente que opta por estos alimentos suele escoger esta cesta de la compra por motivos medioambientales o de salud. Aparte, acostumbra a estar altamente concienciado, circunstancia que le lleva a comprar de forma periódica aunque le suponga un esfuerzo mayor.

"Como el mercado de los productos producidos en el conjunto de Euskadi es interno, a día de hoy, están aumentando las solicitudes de inscripción de los productores y elaboradores en ecológico", explica Xabier Lejarzegi Irazabal, coordinador de Eneek, Consejo de Agricultura y Alimentación Ecológica de Euskadi.

De hecho, los datos que recoge esta asociación a falta de dos meses para el final del ejercicio apuntan a que el sector en Álava ya ha crecido un 25% en lo que a la superficie cultivada se refiere, mientras que ha aumentado un 15% en el número de operadores ecológicos. Una tendencia que confirma la tónica positiva de los últimos años y sitúa al territorio al frente de Euskadi en lo que a hectáreas cultivadas se refiere.

A la cabeza en superficie Esta circunstancia es lógica si se atiende al especial éxito de la viticultura y a los cultivos extensivos que permiten un tamaño superior de las explotaciones. De hecho, entre los productos, las leguminosas para consumo humano o para pienso animal así como el viñedo de la comarca de Rioja Alavesa han crecido, mientras los forrajeros y hortícolas se mantienen y se incrementan los pastos de utilización ganadera y los frutales, especialmente, el manzano.

Dentro de los cereales destacan la cebada y la avena y, en los últimos años, la superficie de trigo, en especial la de panificación es la que más ha subido. El éxito de las leguminosas se debe a su valor estratégico en la producción ecológica, ya que son cabecera de rotación y su demanda comercial es elevada por las dificultades derivadas de las importaciones de soja y maíz ecológicos.

Aunque el producto estrella es, sin duda alguna, el vino ecológico de la variedad de uvas tempranillo, la más exportable del territorio histórico. La especificidad de este producto y su alta cotización en el mercado ha llevado a incrementar la superficie en cultivo ecológico de forma importante hasta casi un 100%. Y eso a pesar de la dificultad de manejo y de la problemática de la comercialización de los caldos ecológicos. A pesar de estos datos, no se ha obtenido el mismo éxito en la superficie de viñedo de txakoli ecológico.

En el otro extremo, se encuentran los alimentos de huerta y los cultivos de verano, que se postulan como uno de los mayores nichos de mercado de futuro. Y es que aun cuando la demanda de hortaliza en canales cercanos está incrementándose mucho en los últimos dos años, el crecimiento de la superficie de hortaliza ecológica todavía está siendo muy lento. Sin embargo, las expectativas en los próximos años parecen halagüeñas.