Vitoria. Ayer entregó al banco las llaves de la que ha sido su casa durante ocho años y casi no se lo creía. Gloria Rodríguez, vecina de Lakua-Arriaga y con dos hijos pequeños a su cargo, acababa de quedarse sin hogar. Eran las 11.30 horas del 31 de octubre, la fecha límite dada por Caja Vital para que abandonara la vivienda, y aunque el mundo seguía girando, para ella algo se detuvo. Afortunadamente, contaba con el apoyo de los integrantes de la Plataforma de Afectados por las Hipotecas de Euskadi y del movimiento 15-M Gasteiz, quienes se ocuparon de mantenerla a flote durante toda la jornada. Ahora se ha mudado a la pequeña casa de sus padres y durante un tiempo compartirá habitación con sus dos hijos, pero no arroja la toalla. "Seguiré adelante, este es mi reto", manifestaba.

Ayer por la mañana salió por última vez del portal número ocho de la calle Francisco Javier de Landaburu y fue directa a la sucursal que Caja Vital tiene en esa misma vía para hacer entrega de las llaves de una casa que ya no le pertenecía. Cerraba un ciclo abierto en 2003, cuando junto a su ahora exmarido acudió a solicitar un préstamo. La crisis sonaba entonces a chino y pidieron 350.000 euros. La pareja rompió en 2008 y aunque las partes pactaron el pago al 50% de las cuotas de la hipoteca, según recordaba ayer Gloria su expareja sólo hizo frente al primer abono. A partir de ese momento, todo se descontroló. Durante un tiempo, ingresó su parte de las cuotas, pero llegó un momento en el que el banco le recordó que aquello no bastaba. Pese a que su exmarido era quien no abonaba su porcentaje, se le recordó que el crédito solicitado era solidario y que si él no pagaba tenía que hacerlo ella, o si no los avalistas. A Gloria se le erizó el vello al pensar en que su madre podía perder la casa y negoció.

Pactó un pago de 500 euros al mes, de los que una mitad cubrirían el alquiler de la vivienda y la otra el derecho a su compra. La situación se mantuvo hasta que se le reclamaron los 19.000 euros más intereses -otros 6.000- que debía del préstamo original. Resumiendo, que tras pedir un nuevo crédito para afrontar la deuda se veía obligada a pagar 500 euros de alquiler y derecho a compra más 535 del préstamo. Demasiado para un sueldo de 1.300 euros con dos niños pequeños a su cargo.

Ayer tomó su decisión más difícil. Pagará el crédito para que su madre no se quede sin casa y seguirá luchando para sacar a su familia adelante. Cueste lo que cueste.