Vitoria. La Diputación ha terminado con una plaga de orugas que afectaba a una amplia superficie de las coníferas del territorio. La invasión de la procesionaria del pino se había hecho patente hace apenas un mes cuando los responsables forales y de las tierras implicadas habían alertado de la presencia de estos anélidos en algunas zonas de la provincia.

Esta realidad obligó al Ejecutivo foral a tomar cartas en el asunto hace tres semanas. Por ello, destinó una partida extraordinaria para tratar los daños que podía generar esta epidemia. La enfermedad ha afectado a 7.500 hectáreas de coníferas del parque de 36.000 con que cuenta la provincia y ha sido una tónica extendida en toda la Cornisa Cantábrica. En Álava, las principales zonas que se han visto afectadas se han concentrado en el río Nervión, Estribaciones del Gorbea, Valle de Ayala, Aramaio y Valles Alaveses.

Dada la extensión de la plaga, el Ejecutivo foral optó por emplear el método de fumigación en estas zonas. Así las cosas, y para conseguir un mejor resultado con una mayor localización se aplicaron los productos fitosanitarios con una avioneta de ultrabajo volumen con coordenadas GPS. Todos los productos empleados, además, estaban aceptados por la normativa europea. En el caso de las superficies cercanas a extensiones de agricultura ecológica o viviendas se aplicaron tratamientos ecológicos, también acordes a las leyes continentales.

No hay que olvidar que la procesionaria del pino es una especie de oruga que no sólo afecta a las coníferas sino que también puede producir alergias en humanos y animales. Los últimos muestreos de mortalidad realizados por la Diputación indican que el tratamiento realizado ha producido el efecto deseado. Aunque la presencia masiva de este anélido no es habitual, sí es cierto que cíclicamente se produce un proceso similar a éste que no debe ser objeto de preocupación.