Bermeo. La tripulación del atunero bermeano Alakrana revivió ayer el fantasma del secuestro que sufrió hace dos años en aguas del océano Índico y que se saldó con 47 interminables y angustiosas jornadas de cautiverio en la costa de Somalia. A primera hora de la mañana de ayer saltaron las alarmas a bordo del pesquero de la empresa Etxebastar cuando detectó la presencia de dos lanchas sospechosas mientras navegaba por aguas internacionales, a unas 230 millas náuticas de la costa de Somalia.

El patrón de la embarcación, el lekeitiarra Joseba Hoyos, puso en marcha el protocolo de seguridad de manera que los miembros de la tripulación se refugiaron en la zona más segura del barco al tiempo que la nave comenzaba a alejarse de la zona a toda máquina. "Les hemos visto como a unas seis millas. Se nos han acercado por popa", relataba el arrantzale a este medio.

A diferencia de lo acontecido el 2 de octubre de 2009, fecha en la que se produjo el secuestro del Alakrana, en la mañana de ayer el pesquero bermeano no tenía la red largada y pudo emprender la huída en cuanto comprobaron la presencia de los esquifes. Además, hace dos años los arrantzales del atunero bermeotarra fueron presa fácil para los piratas al no contar con ningún tipo de protección a bordo.

En el incidente acaecido ayer, la actuación de los cuatro agentes de seguridad privada embarcados en el Alakrana resultó determinante para abortar el intento de abordaje protagonizado por las lanchas piratas. Así, cuando los agresores se acercaron a menos de dos millas del pesquero, la dotación armada abrió fuego disuasorio contra las dos lanchas. "Les hemos tenido dos horas siguiéndonos sin parar", describía Hoyos, nervioso aún por la persecución en alta mar.

Finalmente, el Alakrana optó por parar los motores y efectuar varias ráfagas de disparos con carácter disuasorio. En ese momento, cuando la distancia que les separaba de los perseguidores apenas era de dos kilómetros, los piratas optaron por abandonar la persecución ante las escasas posibilidades de que su empresa finalizara con éxito.

Revivir la pesadilla "Ahora estamos bien. Todavía estamos algo nerviosos, pero intentando volver a la normalidad", añadía el patrón del atunero bermeotarra que faena por aguas del Índico con 42 personas a bordo, incluidos los cuatro agentes de seguridad. "Ahora llega la noche y no sabemos qué va a pasar", manifestaba Hoyos. Se da la circunstancia de que buena parte de los arrantzales del Alakrana son los mismos que sufrieron el cautiverio de 2009. "Éste es el relevo de los que estuvieron secuestrados", apuntaba el lekeitiarra.

Varias embarcaciones de la flota pesquera bermeana que faena en aguas del Índico navegaban a pocas millas de la zona donde se produjo la persecución del Alakrana y mantenían contacto por radio con el patrón del pesquero atacado, dispuestas a acudir en su auxilio en caso de que hubiera sido necesario.

El ataque no ha cogido por sorpresa a los responsables del sector atunero. Y es que durante el pasado fin de semana, tres unidades de la flota atunera francesa el Via Mistral, el Glenan y el Barnica mantuvieron encontronazos armados con lanchas piratas cuyos intentos de abordaje fueron abortados por la actuación de los militares galos embarcados en estos pesqueros.

Durante esta época del año, las aguas del océano Índico presentan una calma chicha absoluta, circunstancia que favorece la salida a la mar de los buques nodriza piratas obligados a permanecer en puerto durante los meses anteriores a causa del mal estado de la mar provocado por los fuertes vientos monzónicos. En octubre del año pasado, hombres armados procedentes de Somalia protagonizaron ataques contra el buque auxiliar Ortube Berria y el atunero Elai Alai. En noviembre continuaron los ataques contra pesqueros de la flota vasca y los barcos Demiku, Erroxape, Albacan y Playa de Anzoras lograron escapar del asedio pirata.

La amenaza continúa A pesar de que los atuneros vascos continúan bajo la amenaza de grupos armados somalíes, la presencia de agentes de seguridad privada a bordo de los pesqueros ha provocado un notable decrecimiento en el número de ataques perpetrados contra unidades de la flota vasca. Así, durante el 2011 sólo se habían registrado dos ataques hasta el perpetrado contra el Alakrana en la jornada de ayer. En enero fue atacado el Albatun Dos y en marzo lanchas piratas acosaron al Felipe Ruano.

Conscientes de que la amenaza pirata continúa latente, los atuneros vascos esperan la autorización definitiva de la Administración de Seychelles que les permita embarcar armamento de mayor calibre para responder a los ataques. El pasado 27 de septiembre, la ministra de Defensa del Gobierno español, Carme Chacón, anunció que los atuneros que faenan en el Índico embarcarán de forma "casi inminente" ametralladoras de 12,7 milímetros de calibre. En un principio, la llegada de estas armas largas no debería retrasarse ya que su entrega estaba comprometida para antes de fin de año; aunque para entonces, los buques vascos que faenan en el Índico tendrán que enfrentarse a los piratas con lo puesto.

Precisamente sobre este asunto se pronunció ayer la secretaria general del Mar, Alicia Villauriz, quien manifestó que el Gobierno español "está poniendo todos los medios" para garantizar la seguridad de los barcos, ya sea mediante "apoyos financieros" para pagar servicios de seguridad privada o a través de "acciones de política exterior". Asimismo, indicó que una comisión entre España y Seychelles viene trabajando en la incorporación de armas de mayor calibre con la premisa de salvaguardar la seguridad sin causar "consecuencias negativas" derivadas de su uso.