agurain. Las fiestas de los pueblos están íntimamente relacionadas con su identidad, su forma de ocio y su economía. Las fiestas de Salvatierra no podían ser una excepción y nacieron con un fundamento puramente mercantil y para dar realce al Martes de Feria. Por eso surgieron los festejos de Agurain, con su acompañamiento religioso, su música y otras actividades lúdicas. No hace falta remontarse más allá de lo que alcanza la memoria para constatar que el periplo festivo de la capital de la Llanada no es el que era hace cincuenta años. Para empezar, los aspectos religiosos han pasado a un tercer plano en paralelo a la pérdida de influencia de la religión católica en la sociedad. La forma de entender la diversión de los jóvenes de ahora no tiene que ver con aquella de generaciones anteriores, ni en costumbres, ni en horarios, ni en gustos musicales. Ya no hay toros ni vaquillas, que antaño eran indispensables. Sólo los partidos de pelota parecen desafiar el paso del tiempo.
El caso es que en 1853 se instauraron las Fiestas de la Virgen del Rosario como patronales del municipio para realzar la feria y atraer visitantes. Al principio, los festejos se conocieron como Feria de Octubre, pero después comenzaron a llamarse Ferias y Fiestas del Rosario. A partir de 1870, las fiestas comenzaban con la procesión del Santísimo Rosario el domingo por la tarde. El lunes y el miércoles por la tarde se realizaban espectáculos taurinos en la plaza de Santa María. El martes era el día dedicado al concurso de ganado, y por la noche se quemaban colecciones de fuegos artificiales. Estos cuatro días se amenizaban con música de txistularis, gaiteros, charangas y orquestas. Por la noche tenían lugar los bailables en las plazas. Otro evento importante eran los partidos de pelota, que aún se celebran los martes por la tarde, y las competiciones de deporte rural. A partir de los años sesenta se suprimieron como días festivos el miércoles y el jueves, trasladando la fiesta al sábado y domingo. Así durante algo más de un siglo, hasta que los avatares del paso del tiempo acabaron con la procesión, con los toros y con otras cosas.
Sin embargo la feria ganadera permanece fiel a sí misma -al menos, en los rasgos generales- desde que el rey castellano Enrique III de Trastámara concediera a la villa en 1395 el privilegio de celebrar una feria anual. Este hecho se produjo al final de un periodo, la segunda mitad del siglo XIV, particularmente nefasto para Agurain y sus habitantes. Para empezar, a partir de 1348 una epidemia de peste negra devastó Europa, calamidad de la que no se libró la comarca central del hoy territorio histórico de Álava. Posteriormente, entre 1367 y 1371, la parte occidental del Reino de Navarra, conquistada por Castilla en el año 1200, fue escenario de uno de los episodios de la Guerra de los Cien Años. El caso es que las tropas aliadas del Príncipe de Gales, del Rey de Navarra, de Carlos II, y del monarca de Castilla, Pedro I, se enfrentaban a los mercenarios franceses, al mando de Bertrand du Guesclin, y a los rebeldes castellanos de Enrique de Trastámara. Durante ese periodo, Agurain retornó al Reino de Navarra. Al final el usurpador Trastámara apresó y asesinó a su hermanastro el rey Pedro, arrebatándole la corona y haciéndose nuevamente con estos territorios navarros.
En 1382, Salvatierra pierde su condición de villa realenga al ser entregada en señorío a Pero López de Ayala por parte del rey Juan I, hijo del usurpador Enrique II. Con ello, sólo se daba continuidad a la política instituida por su padre de mantener contentos y tranquilos a los nobles a base de prebendas, conocidas con el expresivo nombre de mercedes enriqueñas. Don Pero, conocido como el Canciller Ayala, solicitó al soberano en 1395 el privilegio para celebrar una feria anual, lo que constituía para él un excelente negocio, debido a los tributos que en virtud de su señorío tenía derecho a cobrar. El rey dio licencia para celebrar la feria durante seis días en octubre, pero en 1397, dado que en esas fechas había ferias en Navarra, se trasladó al primer domingo de septiembre.
La feria de Salvatierra, como otras de su época, tenía una doble finalidad. Por una parte, surtir a los habitantes de Agurain y su entorno de manufacturas artesanales, tejidos, herramientas, menaje, así como de alimentos que no se producían allí. Por otra, contratar la venta de los excedentes agrícolas y ganaderos de la comarca. Durante los años posteriores no hay constancia documental de la celebración de la feria, pero sí sobre la celebración semanal del mercado de los martes, que continúa hoy en día. La feria sería una especie de mercado extraordinario anual.
Así hasta 1852. En ese año el Ayuntamiento solicitó al gobernador civil autorización para el "restablecimiento" de la feria, señalando que hacía más de treinta años que ésta no se celebraba -Salvatierra se unió en 1820 a la rebelión contra el Gobierno liberal instaurado tras el golpe de estado del coronel Riego-. Al mismo tiempo ese documento revela que hasta esas fechas la muestra ganadera había tenido lugar normalmente. La autorización fue concedida, estableciéndose para su celebración la fecha original de la primera semana de octubre. A partir de entonces la feria se ha llevado a cabo regularmente, con excepciones.
Durante la feria tradicionalmente se ha vendido el grano y las manufacturas en la plaza de San Juan y el ganado en la de Santa María. Durante el siglo XX la muestra adquirió renombre por el ganado mular y caballar, convirtiéndose en una de las más importantes ferias de este ganado en el Estado. Actualmente, al haber desaparecido la utilización de los animales en actividades agrícolas, la presencia de tratantes en la feria es mucho menor. Este hecho ha provocado que ahora la feria se celebre sólo los martes. Desde el año 1970 se lleva a cabo la exposición y venta de maquinaria agrícola.