Vitoria. "¿Esto es lo de Esmaltaciones?", preguntaba ayer una señora a un grupo de manifestantes congregados en la puerta de Banesto. Normal el despiste. Vitoria tiene estos días muchos motivos por los que salir a la calle a protestar. El cierre de dos de sus principales motores económicos ha disparado el malestar y el hartazgo entre los ciudadanos, cada vez más castigados por los efectos de la crisis. Pero no eran los trabajadores de estas empresas los que, al menos por la mañana, se atrincheraban en la calle Dato, sino el movimiento 15-M.
La Acampada Gasteiz quiere demostrar que el espíritu de la revolución iniciada en la Puerta del Sol de Madrid se mantiene vivo en Vitoria, y lo hizo planificando una acción contra las principales sucursales bancarias de la ciudad. Bajo una pancarta en la que se podía leer No somos mercancía en manos de los banqueros y vestidos de payaso, una veintena de integrantes del movimiento irrumpió de forma pacífica en un banco del centro de la capital alavesa e intentó repetir la actuación en otros dos, aunque se les impidió la entrada. "Estamos hartos de quejarnos en la calle, por eso hemos decidido ir directamente a los bancos porque es donde nos roban", explicaba Edurne García, portavoz de la Acampada. La actuación finalizó sin incidentes de gravedad, aunque tras ser requeridos por los responsables de las entidades bancarias tuvieron que intervenir agentes de la Ertzaintza, con quienes mantuvieron algún forcejeo.
Sobre las doce del mediodía algunos integrantes del movimiento 15-M abordaban la sucursal que el banco Santander tiene en la calle Arca. Una vez allí, y provistos de caretas y disfraces, daban lectura a un comunicado en el que recordaban los más de 300.000 desahucios que se han producido desde que estalló la crisis. "Cada día dejáis a una familia en la calle. Hoy somos vuestra pesadilla porque hemos dicho basta", gritaban. Tras mantener un cruce de palabras con los responsables del banco, los manifestantes accedieron a abandonar el recinto por su propia voluntad. Para entonces varias patrullas de la Ertzaintza ya habían hecho acto de presencia en el lugar. Los agentes procedieron a la identificación de algunos manifestantes.
La protesta continuó con nuevo rumbo. Esta vez el objetivo era el BBVA, "un banco que ha obtenido 460 millones de euros de beneficios brutos durante 2010", según recordaron. Allí se les impidió la entrada y se vivieron también algunos momentos de tensión después de que la Ertzaintza, que había multiplicado sus efectivos, les requiriera a todos el documento de identidad y les interviniera algunas cámaras. "No nos dejan seguir grabando y estamos en plena calle, eso es ilegal", protestaban.
En medio de este "circo" -así lo calificaron también desde la Acampada-, los manifestantes recibían el apoyo de algunos viandantes. "Está muy bien, lo que estáis diciendo es la pura verdad", comentaba un joven que caminaba con prisa. "A ver si explota todo de una vez y empezamos de cero", se oía entre quienes sí tuvieron tiempo de detenerse a escuchar.
La última parada tuvo lugar frente a Banesto, justo en la intersección con la calle Postas. Ya no había Policía, ni espectadores. Tan solo ellos y sus pancartas. Fue en este punto cuando la Acampada aprovechó para hacer un llamamiento a los ciudadanos para que se sumen a las próximas convocatorias del movimiento 15-M. "Vitoria está dormida. La gente tiene que saber que seguimos organizándonos y que estamos abiertos a todo tipo de aportaciones", explicó García segundos antes de dar por finalizada la acción.