Vitoria. Un año más las campas que rodean el Santuario de Santa María de Angosto acogieron la tradicional feria artesanal. Aunque el día no era el más propicio para pasar una jornada al aire libre, ya que el cielo amaneció muy oscuro y amenazando con tormenta, miles de personas se acercaron hasta Villanañe, en Valdegovía, para conocer las potencialidades de esta comarca alavesa.
Éste es, de hecho, uno de los principales objetivos del certamen que se celebra cada primer domingo de septiembre, el de abrir al resto de los alaveses los productos artesanos elaborados en esta zona del territorio. Y así fue. La gente respondió en masa al llamamiento realizado por la Asociación de Desarrollo Rural de Añana, que esperaba la llegada de más de 10.000 visitantes y sus cálculos no anduvieron alejados. Desde primera hora cientos de coches abarrotaron el acceso a los alrededores del santuario, que desde principios de la década de los noventa acoge esta tradicional cita, después de permanecer en el olvido durante años.
En esta nueva etapa, de hecho, la Feria de Angosto se ha consolidado por la importante afluencia de asistentes al igual que por la presencia de numerosos artesanos. Más de 70 estuvieron presentes ayer en las campas exponiendo todo tipo de productos, como quesos, embutidos, vinos, dulces y una variedad de frutos obtenidos de la tierra. Quien más o quien menos tuvo la oportunidad de llenar la nevera con productos recogidos directamente de la huerta, sin intermediarios, como tomates, guindillas o alubias.
También causaron una gran expectación las aves expuestas dentro de las jaulas, como el gallo malayo o el combatiente, centro de las miradas de los más pequeños. Hubo también quien se acercó hasta la feria con una camada de gatitos para regalarlos entre quienes pudieran estar interesados en adoptar una mascota.
Degustación de ternera De las actividades preparadas a lo largo del día destacó la degustación popular de ternera con patatas, que ya se ha convertido en una parte más de la feria. Como otros años, fue Boilur, la federación de sociedades gastronómicas de Álava, la encargada de la preparación y reparto de más de un millar de raciones entre los asistentes ayer a Valdegovía en esta XX edición de la feria. Pese al generoso aperitivo ofrecido por los cocineros, hubo gente que no logró aún así saciar el apetito, de ahí que decidiera degustar un buen talo con chorizo, todo ello acompañado con una botella de txakoli y, cómo no, también por la música de la txaranga, que alegró este domingo gris, para muchos el último de las vacaciones antes de regresar de vuelta hoy al trabajo.
Por allí se dejaron ver algunas caras conocidas, como representantes de la Diputación alavesa, que quisieron predicar con el ejemplo y acercarse a conocer las singularidades de este enclave. "Esta cita es una buena oportunidad para conocer las características y peculiaridades de esta extraordinaria comarca", aseguraba el diputado foral de Agricultura, Borja Monje. También se acercó hasta el santuario de Angosto el diputado general de Álava, Javier de Andrés, quien no dudó en pegarle un buen trago al porrón de vino para entrar en calor. Aunque no hizo falta. Pese a que el cielo permaneció encapotado durante buena parte de la jornada, las temperaturas eran agradables y las intensas lluvias caídas el día anterior dieron al menos una pequeña tregua.