FORT LAUDERDALE. La Justicia de Estados Unidos aplazó hoy hasta noviembre próximo su pronunciamiento sobre ratificar o anular la condena a muerte de Pablo Ibar, impuesta en 2000 por tres asesinatos cometidos en 1994 en Florida.

Ibar, de ascendencia vasca y sobrino del boxeador José Manuel Ibar "Urtain", y que es el único recluso español condenado a muerte en el extranjero, no compareció a la audiencia que se celebró en un tribunal de Fort Lauderdale, al norte de Miami.

El condenado sostiene su inocencia en el caso del que fue acusado y juzgado: el asesinato de Casimir Sucharsky, dueño de un club nocturno, y dos mujeres, Sharon Anderson y Marie Rodgers, en 1994, en Miramar.

Su abogado, Benjamin Waxman, declaró hoy a Efe que son muy optimistas y que han hecho todos los trámites judiciales necesarios para que se revise la sentencia a muerte de su cliente.

"Tenemos que mostrarnos muy optimistas, estamos haciendo todo lo que podemos. El juez revisará el caso el 14 de noviembre porque hay mucho material que examinar", dijo el defensor de Ibar.

Agregó que "hemos dedicado mucho tiempo en (el análisis) de los hechos y en el desarrollo del caso. Sin embargo, seguimos muy esperanzados para noviembre cuando conoceremos el dictamen del juez".

El cónsul general adjunto de España en Miami, Javier Pagalday, e Iñaki Vitorica, diplomático destinado temporalmente en esa sede consular, estuvieron presentes en la audiencia de hoy.

Vitorica informó a Efe de que el Gobierno español ha donado 60.000 dólares para la defensa de Ibar, de acuerdo al real decreto que se aprobó en julio pasado.

El juez Levenson emitió un fallo favorable a una moción interpuesta por Waxman en 2009 en la que el abogado solicitó anular la condena de Ibar arguyendo que sus derechos constitucionales no habían sido respetados y no había tenido un juicio justo.

El abogado del condenado ha dicho que tienen "argumentos muy fuertes" para que Levenson desestime el veredicto y la sentencia de Ibar, quien también tiene la nacionalidad estadounidense.

Entre los alegatos está la declaración de un experto que en 2009 afirmó que las imágenes del vídeo que captó el asesinato eran "granuladas y borrosas" y la calidad de la grabación pobre, por lo que no era posible concluir que el asesino e Ibar fueran la misma persona.

Waxman siempre ha defendido que "hay una posibilidad razonable de que si se hubiera presentado el testimonio de un experto facial, el jurado podría haber tenido dudas razonables sobre la culpabilidad de Ibar".

Otro de los argumentos es el reconocimiento que hizo en una audiencia de 2009 Kayo Morgan, el primer abogado de oficio de Ibar, de que la defensa que realizó fue muy deficiente y que cometió graves errores en su ejercicio.

La única explicación que ofreció Morgan por la negligencia que demostró al no contratar los servicios de un antropólogo forense fue que "no le prestaba atención" a este punto, según afirma Waxman en su recurso.

Además, las huellas dactilares recogidas en el lugar del crimen no coinciden con las de Ibar, como tampoco las muestras de pelo, ni las de ADN que han sido examinadas.