vitoria. Los ayuntamientos de las zonas colindantes a la central nuclear se encuentran en una situación un tanto complicada dado el conflicto de intereses existente entre la destrucción de puestos de trabajo que supondría el cierre de la planta y la petición de mantener unas condiciones mínimas de seguridad en el entorno de Garoña.
El alcalde del Valle de Tobalina, Rafael González Mediavilla, ha asegurado en varias ocasiones que "los vecinos del valle están tranquilos y no tienen miedo", en lo que a la ubicación de la central nuclear se refiere. Cabe recordar que el primer edil ya se mostró antes "sumamente preocupado", según dijo, por el posible cierre de la planta, así como por el futuro de la comarca. Debido a esta incertidumbre, en su momento ya reivindicó soluciones reales para atajar los problemas laborales y económicos que traería el cierre de la planta.
Diferente es la opinión del primer edil de Lantarón. Francisco Javier Uriarte cree que si la nuclear se cierra será mejor en todos los aspectos, aunque las instituciones no deben olvidarse de ayudar a los trabajadores que se quedarán sin empleo. Asegura que es un asunto al que se le están dando vueltas constantemente y, "luego, nunca se hace nada al respecto". Por eso, Uriarte afirma que desde Lantarón no se emprenderá ningún tipo de acción hasta que no se conozca la naturaleza real y el alcance de las declaraciones del dirigente popular.