Nada más posponerse la subasta de los pisos de Cuchillería, el movimiento 15-M alertó de que la Agencia de Rehabilitación Integral de la Ciudad Histórica (Arich) había mostrado interés en comprar las dos viviendas y que incluso había encargado a una inmobiliaria que hiciera tasación. La sociedad municipal ya es propietaria del 50% del edificio en el que se ubican las casas de Aurelia y Manuel y si lograra comprarlas, sólo le quedaría uno para tenerlo entero. La interpretación de los indignados es, sin embargo, “errónea”. La sociedad municipal aclaró ayer que no tiene “ninguna intención de apropiarse de las viviendas”. Lo único que ha hecho en todo este tiempo es dar respuesta “a la solicitud de Aurelia de estudiar la posibilidad de adquirir su vivienda, pero a la vista de la enorme diferencia existente entre la tasación y la deuda que tiene con Caja Vital se descartó tal operación”. Así que, en definitiva, la Arich “no presentará oferta en caso de subasta”. La explicación de este organismo, de ser aceptada por quienes le habían apuntado con el dedo, deja sola a la entidad financiera en su batalla por el desalojo de los pisos. En frente permanecerán los indignados, quienes siguen defendiendo que existen fórmulas para frenar el desalojo siempre y cuando haya voluntad. La Vital, sin embargo, se aferra por ahora a la ley. >j.s.