vitoria. Mucho se ha hablado hasta ahora de las consecuencias que la macrocárcel de Zaballa tendrá sobre su entorno natural más próximo. Y a pesar de los esfuerzos realizados desde distintos frentes para detener su construcción, éstos no impedirán que el penal comience a alojar a sus primeros reclusos este mismo año. Ya no hay vuelta atrás. El Gobierno foral del exdiputado general Xabier Agirre incluso intentó paralizar las obras de Zaballa mediante un recurso ante el Tribunal Supremo, sustentado en que nunca se realizó un informe previo sobre el impacto ambiental de esta infraestructura. Pero la sentencia fue negativa. A pocos les sorprendió esta decisión, habida cuenta de que las obras, prácticamente, ya habían finalizado cuando se emitió hace apenas un mes.

Ahora, un informe al que ha tenido acceso DIARIO DE NOTICIAS DE ÁLAVA elaborado por el naturalista José Luis Pina, un experto ornitólogo que suma veinte años de estudio de la avifauna alavesa y a quien la Diputación encargó, entre otros trabajos, una valoración sobre la afectación de la descartada línea de alta tensión, vuelve a poner el dedo en esta llaga y las conclusiones no pueden ser más descorazonadoras. A partir del año 2010, cuando las obras de Zaballa ya habían adquirido cierta entidad, Pina comenzó a percibir "un auténtico drama dentro de la comunidad de rapaces" de la zona debido a la despiadada mano del hombre y sus excavadoras.

Una pareja de águilas reales que se acomoda en el entorno de Zaballa desde antes de que se ejecutara este proyecto comenzó entonces a depredar "de una manera acusada sobre el resto de rapaces nidificantes -halcones peregrinos, azores o busardos ratoneros son tres ejemplos-, y más en concreto sobre la descendencia que estas especies sacan adelante en sus nidos". La escasez de comida, esas presas típicas de las que las águilas se alimentaban hasta entonces, rompieron los esquemas de la naturalezatras su huida como consecuencia de las obras del penal. "La macrocárcel de Zaballa ha cambiado sustancialmente un escenario de equilibrio forjado en varias décadas", alerta el informe.

conejos o perdices Otro estudio elaborado por José Luis Pina en el año 2007 delimitaba el territorio de caza de la pareja de águilas en esta zona y a día de hoy, según el autor, su lectura es "elocuente". No en vano, los animales encontraban sustento con facilidad en las zonas donde se movían sus presas, conejos, perdices o palomas torcaces, hasta que la cárcel "restringió precisamente este espacio vital como cazadero".

Órgax, como se conoce al macho de águila real que habita en la zona, disponía antes de que las máquinas entraran a trabajar para construir la cárcel de dos atalayas para visualizar a sus presas, la más importante en las inmediaciones de Zaballa, "donde incidía sobre las presas sin tener que realizar grandes esfuerzos en la búsqueda de alimento". Esto les permitía comer sin tener que recurrir a la actual superpredación, que se produce cuando un predador mata y se alimenta de otro predador. Hasta entonces, "los comportamientos en las relaciones interespecíficas entre las águilas reales y demás grupos se mantenían en armonía".

A pesar de que el propio Pina ya alertó antes de que comenzasen las obras sobre el pernicioso efecto que iban a tener sobre el medio ambiente, la obstinación del Gobierno central en construir el nuevo penal ha tenido sus consecuencias. De hecho, las repercusiones negativas del penal ya quedaban reflejadas en unas alegaciones aportadas por el experto a la Diputación como herramienta para la correcta gestión del espacio, allá por 2008. Allí sólo se hablaba de la elevada tasa de fracaso reproductor que sufrirían las aves de llevarse a cabo proyectos como el gasoducto Lemona-Haro, a su paso por los montes de Vitoria. La realidad, al final, se ha mostrado aún más grave.