EN apenas una semana por aquí han pasado turistas americanos, franceses, ingleses y hasta varias excursiones de escolares", comentaba uno de los cinco arqueólogos que trabajan en el dolmen de La Hechicera, en Elvillar, mientras caminaba hacia ellos otra visita, en este caso, de la envergadura intelectual y mediática del fundador de Amigos de La Rioja, Pedro Zavala.
Y es que La Hechicera todavía "tiene que contar muchas cosas", señalaba José Ángel Apellániz, quien junto con Maitane Oyarzábal, Miguel Ángel Berjón, José Manuel Tarriño, Ismael Moll y liderados por el también profesor Javier Fernández Eraso están llevando a cabo una nueva etapa de excavaciones en el dolmen-símbolo en que se ha convertido éste de Elvillar.
Apellániz recordaba que "un túmulo está constituido por la cámara y el pasillo de acceso, pero todo ello estaba cubierto de piedras y tierra, de tal forma que parecía una cueva". Esas piedras se retiraron hace años y muchas otras se quedaron sobre el terreno, pero además se creó una zona de protección que no era la adecuada, con una valla perímetral que es cualquier cosa, menos natural.
De lo que se trata ahora es de seguir la excavación y también dejar el lugar lo más integrado posible con el paisaje. Por ello se trabajó en primer lugar, en retirar las cortezas de pino que se habían derramado por el interior para evitar el nacimiento de hierbas. Al hacerlo, en el corredor quedaron al descubierto las piedras que supuestamente eran las soleras de entrada y donde, no se descarta, puedan aparecer más restos bajo ellas. Antes se está mirando el interior, que también se ha limpiado de cortezas de pino, "para hacer dos sondeos, para ver si todavía queda algo de potencia arqueológica original, Se prevé que no, pero aquí puede haber sorpresas, aunque sospechamos que las excavaciones realizada en los años 70 y 36 lo agotaron todo", comenta el arqueólogo.
La segunda fase del trabajo está en el exterior. El túmulo que ellos veían "era como una montaña con una entrada, quizás rememorando un poco sus hábitats, ya que ellos vivían en cuevas al pie de la sierra, en San Cristobal, Peñalarga, en Los Husos…". En las excavaciones del 74 se desmontó parte de ese túmulo y "lo que se quiere ahora es sanearlo, sacarle toda la piedra" y junto a ello se desmontará el círculo de piedra que se construyó hace años para separarlo de la viña vecina y dejarlo solo con dos hiladas para que quede más integrado en el paisaje. Hubo, incluso, hasta una valla metálica, como se aprecia en los restos de los tubos que quedaron anclados al suelo.
Además, La Hechicera consta de la singularidad "de que parece que tiene dos plataformas tubulares. Es muy raro y no suele ser habitual. Son técnicas de construcción de quienes las hicieron, que no son frecuentes. Es el único caso en Rioja Alavesa". Asimismo se retirarán unas enormes piedras "que originalmente pertenecían al túmulo y que podrían ser la cubierta del corredor, pero que se han perdido por el tiempo que llevan descolocadas". De momento, no hay descubrimientos de más ajuares. "Hemos encontrado algunos fragmentos de cerámica modelada y algún resto de sílex y algún huesito, pero es muy esporádico". Esos hallazgos se marcan con unos clavos con papel de color en el suelo para posteriormente hacer las cuadrículas del lugar y dejar constancia de todo lo que apareció y dónde, "pero es normal que aparezcan pocas cosas, porque este no era un lugar donde los antiguos generasen materiales".
Por su parte, el profesor Fernández Eraso confirmaba que se habían realizado pruebas con carbono-14 en restos de La Hechicera y que los resultados hablaban de personas que habían vivido hace 4.700 años. El objetivo, y el presupuesto de la Diputación foral permitirá a los arqueólogos el seguir dos meses mas en La Hechicera, hasta terminar todo el estudio arqueológico, y posteriormente desplazarse al de La Huesera, en Laguardia, donde puede haber sorpresas.