PAMPLONA. Entre los trastornos del sueño, los más frecuentes son el insomnio, el ronquido, la apnea, el síndrome de piernas inquietas y las parasomnias (sonambulismo, terrores nocturnos o pesadillas, frecuentes en niños).
Estas anomalías, indica la Clínica Universidad de Navarra en un comuniado, no suelen ser graves, en el sentido de conllevar un riesgo vital, pero sí son importantes por las implicaciones que tienen en la vida diaria: agotamiento físico, bajo rendimiento, sueño diurno, y dificultad para cumplir con las obligaciones profesionales, familiares o sociales.
De la multitud de problemas de sueño existentes, el insomnio crónico es la anomalía más frecuente, aunque en total existen más de cien tipos de trastorno.
El origen de cada uno de ellos es muy variado: "En ocasiones, aparecen como efecto de otras enfermedades y muchas veces constituyen factores de riesgo que favorecen la aparición de otras patologías", advierte el neurólogo Jorge Iriarte, coordinador de la Unidad del Sueño de la Clínica Universidad de Navarra.
Una vez realizado el diagnóstico exacto de la patología del sueño, que es fundamental en este tipo de trastornos, se pueden aplicar los tratamientos, que abarcan muy distintos aspectos y modos según sea la enfermedad.
Para aquellos pacientes con insomnio leve se deben intentar medidas de higiene de sueño, aunque, cuando el insomnio es más marcado, es preciso acudir al especialista, que elegirá los tratamientos farmacológicos más adecuados.
Otras patologías como las hipersomnias, los movimientos anormales durante el sueño, los trastornos del ritmo sueño-vigilia o las parasomnias se suelen tratar también mediante fármacos.
Los trastornos del sueño causados por problemas respiratorios leves pueden mejorar con la pérdida de peso, pero, en general, si revisten mayor importancia y en especial si se trata de las apneas del sueño, suelen tratarse con dispositivos orales o bien mediante una máquina que genera aire a presión introducido a través de la nariz con una mascarilla.
Además, hay pacientes en los que la cirugía, bien de partes blandas de la orofaringe (campanilla, paladar y lengua) o de maxilares, es necesaria para ensanchar la vía aérea y evitar apneas del sueño graves.