ELTeatro Principal de la capital alavesa vistió ayer sus mejores galas para acoger el pregón anunciador de las fiestas de San Prudencio y de Nuestra Señora de Estíbaliz. Lo hizo como manda la tradición, con el boato preceptivo, aunque con la originalidad impuesta en anuncios precedentes, en los que el discurso se mimetizó con la personalidad de sus protagonistas para configurar monólogos trabajados por actrices como Susana Soleto, por expertos en el ámbito planetario, como Javier Armentia, o por responsables de equipos como el entonces TAU Baskonia. Ayer, la vuelta de tuerca en la revisión del evento llegó de la mano de la Gasteiz Big Band, una banda que se estrenó como pregonera y que ya ha hecho historia con la frescura de sus composiciones y con el descaro de sus intervenciones.
Como no podía ser de otra manera, los músicos protagonistas, con su director Jimmy Bidaurreta a la cabeza, propiciaron un pregón eminentemente musical con su Retreta 2011. Como las bandas de décadas anteriores, su musicalidad logró enlazar los sentimientos de la platea en sus intervenciones durante la noche. Pero eso tuvo que esperar.
El evento comenzó de la mano de la periodista vitoriana Ane Pedruzo, que estuvo acompañada por la traductora de signos Jaione Izpuru. Ellas fueron las encargadas de dar paso a la tradicional interpretación del Zortziko Álava a cargo de la Banda de Txistularis de la Diputación. Con posterioridad, los trompeteros y atabaleros forales dieron paso a la primera interpretación de los pregoneros, todo un éxito en un recinto plagado hasta la bandera por una concurrencia expectante por el anuncio de novedades significativas y sorpresas. Y llegó el momento tras el preceptivo "big big txaloa".
Dicho y hecho. Los miembros de la Gasteiz Big Band, escoltados por el cuerpo de Miñones, subieron al escenario para iniciar el pregón musical. Ataviados para la ocasión -casi todos de negro, salvo Parrucho, que fue a cuadros-, y con algún problema en forma de traspiés, comenzaron con la interpretación de la Retreta de San Prudencio. Su versión, una amalgama de sonidos de viento y percusión, logró un himno alavés propio de sesiones de jazz, bossa brasileña, ska y sones hiphoperos scratcheados. Fue una explosión de sentimientos. Todo ello, muy orquestado, y con unas notas muy alavesas, y un remate espectacular.
Bidaurreta achacó la bondad de su interpretación a la inspiración que tuvo la diputada foral de Cultura, Malentxo Arruabarrena, en la elección de la banda, y a los propios designios de Nuestra Señora de Estíbaliz. Seguramente todo ello les ayudó a editar un nuevo CD con la versión especial de la Retreta 2011, Una odisea en el tiempo, en clara referencia a la obra fílmica de Stanley Kubrick. El director de la Gasteiz Big Band no se quiso olvidar de sus tres compañeros que llevan en la banda en sus 15 años de vida -Diego Duque, Rodolfo Noriega y Ana Isabel Bravo-. Explicaron la historia de la agrupación antes de arancarse nuevamente en su mundo de fusión musical y de presentar a otros miembros de la banda -como Eneko Espino-, que se encargó de presentar las similitudes entre San Prudencio y la banda.
Aparte, la Coral Manuel Iradier recibió la medalla de oro de Álava por aquello de su aniversario. Nada más y nada menos que 50 años en todo tipo de escenarios. Su director, Emilio Ipinza, subió al escenario con la emoción propia del que se siente en un punto de inflexión de su carrera. Estuvo acompañado por Mertxe Vegas, Dorita Cortés y Simón Vázquez, todos ellos fundadores en activo de la agrupación. El propio diputado general de Álava, Xabier Agirre, fue el encargado de entregar la presea a Ipinza en medio de un aplauso atronador. El diploma lo recogió Cortes. Y ahí es donde llegó la primera sorpresa de la noche. Bidaurreta salió a escena con una gran tarta con cinco velas para cantar a la coral el "zorionak zuri" junto a todo el teatro.
Después, le tocó el turno al diputado general. Tradición y universalismo fueron las claves de su discurso, no exento de guiños a la coral y a la banda por llevar "el microcosmos alavés más allá de las fronteras". Agirre no se olvidó de la crisis y cómo desafina ésta en la realidad alavesa. También hizo un llamamiento a las mujeres, para que intervengan en todos los ámbitos de la vida y de la fiesta, y a los hombres, para que coparticipen en casa. No quiso olvidarse de la moderación y de la austeridad necesarias. Lógicamente, felicitó las fiestas a todos los alaveses. Y siguió la fiesta. Con música, claro. Y con más sorpresas, como la aparición del dúo Prudencio y Estíbaliz, protagonizados por los actores Josean de Miguel y Carmen San Esteban.