vitoria. El punto negro de la siniestralidad en la calle Portal de Villarreal tiene forma de tornillo y de bordillo sin pintura reflectante. La elevación de cemento que delimita el carril bus cuando se accede a la plaza Carlos I resulta prácticamente invisible en cuanto anochece y de la baliza que debería advertir de su presencia sólo queda un enorme tornillo que sobresale peligrosamente del pavimento, con lo que este punto exacto de la vía acumula desde hace ya varios meses continuos siniestros, no sólo de vehículos que no se percatan de la presencia del resalte, sino también de peatones que se tropiezan con el obstáculo invisible al cruzar la calle. Incluso una agente de la Policía Local que patrulla en motocicleta sufrió una aparatosa caída en este punto cuando acudía a una llamada y, pese a que presentó una reclamación ante el Ayuntamiento, no sólo se le ha desestimado, sino que el cilindro de plástico azul que debe advertir del peligro sigue sin estar colocado en su sitio.
En el caso concreto de la agente municipal, los hechos tuvieron lugar en octubre de 2009, aunque hasta ahora no se ha hecho pública la resolución del Ayuntamiento. Justo antes de producirse el accidente, la agente se encontraba en la calle Reyes de Navarra. En ese instante, recibió una alerta de que se estaba produciendo un robo de bicicletas en la plaza Bilbao, por lo que se dirigió a la calle Portal de Villarreal, donde una hilera de coches detenida frente al disco en rojo le impedía avanzar. Accionó las luces de emergencia y continuó por el carril bus, que en este lugar se encuentra separado del resto por un bordillo de cemento y balizas cilíndricas. Al tratar de abandonar dicho carril por el paso de peatones para entrar en la plaza de Carlos I, la moto chocó contra el reborde y cayó al suelo. Era de noche, llovía, faltaba la baliza y la separación de cemento carecía por completo de pintura reflectante, por lo que resultaba imposible apreciar el obstáculo.
Afortunadamente, el siniestro no revistió gravedad, ya que la motocicleta no iba a gran velocidad. De hecho, los daños que sufrió el vehículo fueron mínimos, pero el golpe que sufrió la agente le obligó a estar varios días de baja por una dolencia cervical. Ante esta situación, la policía decidió reclamar ante el Ayuntamiento para que se le indemnizara por las lesiones sufridas, ya que si el bordillo hubiera estado bien señalizado el accidente nunca habría tenido lugar.
El Ayuntamiento dice 'no' El Consistorio desestimó la petición de la agente. Para ello, argumenta en primer lugar la necesidad de probar los hechos constitutivos del objeto de la demanda como se recoge en el artículo 1214 del Código Civil, que lleva 11 años derogado. Además, la resolución municipal señala que la agente invadió "antirreglamentariamente un carril reservado", cuando el Real Decreto 1428 de 2003 permite a los vehículos en servicios de urgencia, como es la atención a un robo, disponer de prioridad de paso sobre el resto de los vehículos, circular por encima de los límites de velocidad y estar "exentos de cumplir otras normas o señales". Finalmente, el escrito municipal sostiene que los accidentes de tráfico "caben enmarcarse en los riesgos inherentes a la profesión que desempeña" y que este en concreto se produjo por no respetar la señalización, obviando por completo que faltaba la necesaria y obligatoria baliza para advertir de la presencia del bordillo a todos los conductores.