Burgos/Vitoria. El director de Relaciones Externas de Nuclenor, empresa propietaria de la central nuclear de Santa María de Garoña, Antonio Cornadó, aseguró ayer que la planta nunca ha tenido que parar por falta de caudal en el río Ebro y no existe ningún informe que advierta de este riesgo.

Tras conocer que uno de los principales argumentos de los grupos ecologistas en su recurso contra el retraso del cierre de la planta atómica hasta 2013 es un informe de la Confederación Hidrográfica del Ebro que advierte de este riesgo, Cornadó señaló que "no se trata de un informe, sino de una nota informativa realizada a partir de varias hipótesis". Además, apuntó que este escrito no ha dado lugar a ningún informe posterior ni a reuniones de valoración, como hubiera ocurrido de tratarse de un riesgo real.

Cornadó se refirió también a la denuncia de Greenpeace, que hace unos días esgrimió un informe en el que se aseguraba que el calentamiento del Ebro provocado por la central superaba los diez grados, para lo que se apoyó en el informe de una consultora que tomó muestras en un tramo de 7 kilómetros antes y después de la planta nuclear.

El director de Relaciones Externas de la empresa propietaria de Garoña no ha cuestionado el informe elaborado a petición de los ecologistas pero recordó que Nuclenor también tiene informes de consultoras con la misma acreditación pero "no puntuales, sino elaborados con datos tomados de forma sistemática y permanente", que indican que en ningún caso se ha superado el calentamiento de 3 grados de las aguas antes y después de la planta nuclear.

Además, recordó que en 2007 la central nuclear obtuvo sin problemas la renovación de la concesión para utilizar agua del Ebro para el sistema de refrigeración que estará vigente hasta 2012 y "la Confederación Hidrogrfica del Ebro (CHE) no ha denunciado nunca irregularidades, ni ha transmitido ningún apercibimiento ni aviso a la central nuclear".

En ese mismo sentido, las asociaciones Greenpeace y Ecologistas en Acción presentarán una denuncia conjunta contra la Confederación Hidrográfica del Ebro (CHE) porque consideran "irregular" que el organismo de control de cuenca no realice análisis propios del estado del agua del río en el entorno de la central nuclear de Garoña.

El portavoz de Greenpeace para temas nucleares, Carlos Bravo, anunció esta medida durante la manifestación por las calles de Burgos en la que más de medio millar de personas pidió el cierre inmediato de la planta nuclear burgalesa como primer paso para un cierre progresivo de todas las centrales atómicas españolas.

Carlos Bravo matizó que la denuncia judicial sólo se evitaría si la Confederación decide efectuar ya sus propios análisis porque "no tiene ningún sentido que se diga que no son necesarios porque ya los encarga la empresa propietaria de la central". De hecho, señaló que también Greenpeace ha encargado un informe a una consultora homologada por el Ministerio de Medio Ambiente, igual que las que contrata la propietaria de Garoña, y ha detectado un incremento de temperatura del agua del río de más de 10 grados, cuando el máximo que autoriza la CHE es de 3.

Por último, la ministra de Medio Ambiente, Rosa Aguilar, aseguró ayer que el Gobierno no es pronuclear y que el Consejo de Ministros tiene acordado el cierre de la central. Además, la política aseguró que se van a realizar pruebas de resistencia al resto de centrales nucleares.