presidente de la fundación esteyco

vitoria. Varias ciudades holandesas están a la cabeza de Europa en utilización de la bicicleta como medio de transporte y en muchas de ellas más de un tercio de los desplazamientos se realiza en dos ruedas. Sin embargo, Javier Rui-Wamba considera que el referente para Euskadi en uso de este vehículo podría ser Suiza, ya que tiene una orografía más parecida a la nuestra.

¿Después de escribir sobre las virtudes y potencialidades de la bicicleta, cree que en nuestra sociedad está desaprovechada?

La bicicleta tiene un gran futuro como medio de transporte. Está llamada a tener un papel creciente en la sociedad y a ser utilizada cada vez más, ya sea por si sola o en combinación con otros medios de transporte públicos.

¿Qué clase de impulso cree usted le hace falta?

La bicicleta podría revolucionar el transporte. En Holanda se utiliza cien veces más que aquí y no es que allí haga mejor tiempo. Los holandeses, los daneses, los alemanes la usan no solo por el placer de utilizarla, sino como medio de transporte y ese es un concepto que cada vez late con más fuerza. Los ingenieros del transporte constatan que su uso se está multiplicando, sobre todo en las ciudades, pero no solo en ellas. La bicicleta eléctrica también juega un papel importante en esta utilización creciente porque donde hay pendientes superiores al 3% la gente se desalienta.

¿El tipo de pavimento es importante? ¿Qué opinión tiene acerca de los bidegorris?

El pavimento es fundamental porque cualquier irregularidad tiene un impacto en la bicicleta y el ciclista y supone cansancio. El que se usa en los bidegorris es drenante, el agua no se acumula en superficie sino que su granulometría permite que pase a las capas inferiores, eso tiene la ventaja de que hay menos riesgo de deslizamiento, pero tiene el inconveniente de que la superficie de rodadura produce, por ejemplo, más rozamiento.

¿Cree que las bicis deben compartir acera con los peatones?

En muchas ciudades sí que existe la conviviencia. En Barcelona se hace mucho, aunque genera bastante polémica. En otras urbes eso no tendría futuro, porque las aceras no tienen la anchura suficiente y podría ser molesto para la convivencia.