maternidad a la edad de la jubilación >
La rumana Adriana Iliescu, fotografiada con su hija, Eliza, el año pasado cuando había cumplido 72 años y la niña tenía cinco. Fotos: dna
Madres al filo de lo imposible
Raquel Ugarriza
vitoria
EL polémico ginecólogo italiano Severino Antinori sostiene que "un hijo es un regalo a cualquier edad". Así que desde su clínica de Roma atiende a mujeres de todo el mundo que, pasando con mucho los cincuenta años de edad, le solicitan un tratamiento para ser madres. El último fruto de estas técnicas de reproducción asistida que desafían la lógica de la edad ha sido una niña que nació el pasado lunes en un hospital de Holanda. Su madre, una jurista jubilada de 63 años, aseguró que asume "todas las consecuencias. Espero que mi hija y yo podamos disfrutar juntas durante mucho tiempo", dijo. Lo cierto es que la esperanza de vida de las mujeres holandesas se sitúa en los 82 años, así que, con suerte, la niña será una veinteañera cuando le toque el duro trance de despedir a su madre. El problema de la longevidad de la progenitora, es decir, que fallezca al poco de nacer la criatura o en su adolescencia, es uno de los argumentos esgrimidos en contra de las técnicas de reproducción asistida aplicadas a mujeres de edad avanzada. No hay más que acordarse de la andaluza Carmen Bousada, que dejó huérfanos a sus gemelos dos años después de haber dado a luz, a la edad de 67 años.
Pero, según los médicos, la recomendación de no emplear técnicas de reproducción asistida en mujeres de más de cincuenta años no tiene que ver con la ética, sino con "razones biológicas". Roberto Matorras, jefe de la Unidad de Reproducción Humana del hospital de Cruces, el centro público de referencia en la Comunidad Autónoma Vasca, señala que un embarazo por encima de esa edad "plantea muchos más problemas de hipertensión, diabetes, hemorragias y partos pretérmino. Sí que bastantes van bien, pero no se trata de que bastantes vayan bien, sino de que casi todos han de ir bien". Las técnicas de reproducción asistida se dividen, básicamente, en la fecundación in vitro (FIV) realizada con óvulos de la propia paciente, y en la ovodonación, es decir, recurrir a los óvulos de una donante anónima. Mientras la fecundación in vitro se realiza más en mujeres menores de 40 años, la ovodonación se emplea con frecuencia a partir de esa edad. El éxito es mayor en el segundo caso (alrededor del 50% de tasa de embarazo por ciclo de ovodonación frente al 30% de la FIV, según datos de 2008), ya que los óvulos donados proceden de mujeres jóvenes. Los abortos son más infrecuentes en el caso de las donaciones pero, por el contrario, aumentan las complicaciones, como diabetes gestacional o desprendimiento de placenta, derivadas de la edad de la madre.
En Osakidetza, recuerda Matorras, no se realizan tratamientos con óvulos propios por encima de los cuarenta años, porque las tasas de éxito son bajas "Es una estrategia poco eficiente desde el punto de vista económico". La ovodonación también se realiza, pero en mujeres por debajo de los 35 años o mayores con problemas específicos al haberse quedado sin ovarios, por ejemplo.
Recomendación, no ley En la Sanidad pública, al igual que en los centros privados, la demanda de tratamientos de fertilidad sigue en un imparable ascenso: el año pasado Cruces atendió a unas 2.100 pacientes. No obstante, Matorras no cree que noticias como la de la mujer holandesa produzcan un efecto llamada. "La maternidad es algo muy meditado y largamente pensado, pero sí hay una corriente de opinión que hace que estas técnicas sean cada vez más conocidas, desmitificadas y exitosas".
Existe un consenso en gran parte de los países desarrollados en el sentido de que mujeres de hasta 50 años, con buena salud y sin complicaciones cardiovasculares ni diabetes, son candidatas a someterse a estas técnicas. Aunque la legislación española no establece límites, la Sociedad Española de Fertilidad mantiene la recomendación de no sobrepasar los cincuenta años -edad promedio de la menopausia-, advertencia que se respeta en las clínicas del Estado español. De hecho, no es excepcional que se produzcan embarazos de manera natural hasta esa edad.
De forma aislada, las clínicas privadas de nuestro entorno reciben consultas de mujeres que han rebasado la cincuentena. "Se les informa de manera realista, les hacemos ver que tenemos a disposición ovocitos pero les decimos que hay complicaciones obstréticas que pueden acarrear consecuencias importantes para ellas y los bebés", relata Gorka Barrenetxea, jefe de Ginecología, Obstetricia y Reproducción Asistida del hospital Quirón Bizkaia.
¿la edad seguirá aumentando? No obstante, considera que la demanda de mujeres de avanzada edad seguirá aumentando y que los adelantos médicos posibilitarán incluso que se bata el controvertido récord establecido por dos mujeres indias que en 2008 dieron a luz a la edad de setenta años. "Todo dependerá de que haya mujeres que presenten esos deseos de fertilidad y que el responsable del centro médico ponga encima de la mesa todos los problemas que el embarazo pueda conllevar. Los médicos -sostiene- no somos nadie para quebrar la voluntad de la gente pero, evidentemente, tenemos que utilizar, además de nuestro conocimiento científico, el sentido común".
El ginecólogo José Gurrea, socio de la clínica Euskalduna, también cree que será difícil poner puertas al campo. Reconoce que mantiene una actitud bastante "liberal", que coincide en gran parte con la de Antinori. "La mujer que tiene un hijo a una edad avanzada da a ese ser la oportunidad de vivir. Cuando nos planteamos si ese niño puede quedar huérfano pronto, hacemos un planteamiento excesivamente infantilizado de la vida porque, si no es capaz de criarlo la madre, lo hará otra persona. Cuando llegue al uso de la razón, verá que su madre, con su sacrificio, le dio la oportunidad de vivir", sostiene.
el sacrificio de otras mujeres Gurrea sitúa por encima de todos los condicionantes la salud de la mujer, aunque matiza que, pasados los sesenta años, "las cosas están más claras y es más difícil aconsejar a una mujer que inicie un tratamiento porque arriesga demasiado". Pero recalca que muchas madres jóvenes, con enfermedades "duras", son "capaces de dar la vida por tener un niño" y pone como ejemplo a Miriam, la hija ya fallecida de Adolfo Suárez, que durante el embarazo postergó el tratamiento contra el cáncer de mama hasta el nacimiento de su hijo.
En el contexto de ese debate ético, Matorras señala la incongruencia que plantea el hecho de poner límites a la maternidad y no a la paternidad. Apunta, es ese sentido, las posibilidades que abriría adoptar la medida ya emprendida en algún país de que la reproducción asistida se realice en base a la suma de la edad de los dos miembros de la pareja, indistintamente de su sexo, "para garantizar que, al menos uno de ellos, pueda acompañar al hijo en su desarrollo".
"Bastantes embarazos por encima de los 50 van bien pero se trata de que casi todos vayan bien"
Roberto Matorras
Jefe de la Unidad de Reproducción de Cruces
"Informamos de manera realista de los importantes efectos para la madre y el bebé"
Gorka Barrenetxea
Jefe de Reproducción Asistida de Quirón
"Cuando llegue al uso de razón, verá que, con su sacrificio, la madre le dio la oportunidad de vivir"
José Gurrea
Ginecólogo y socio de la Clínica Euskalduna