J óvenes aunque sobradamente concienciados. Así se puede calificar a los escolares gasteiztarras que participaron en las encuestas del estudio El consumo de drogas en la población escolar de Vitoria (2007), elaborado por el Instituto Deusto de Drogodependencias. Un potente instrumento para conocer la adicción a estupefacientes justo al inicio de las primeras experiencias, lo que permite detectar nuevas tendencias para planificar modos de intervención. "Hay que dejar claro que todos los chavales no son iguales ya que la mayoría no consume", aseguran expertos del Servicio de Juventud del Consistorio vitoriano.

De hecho, la madurez impropia de su tierna edad se refleja en la espectacular caída que ha tenido la experimentación en estas sustancias ilegales desde el 2003 hasta el 2007. Prueba de ello se ve en los datos del descenso que ha sufrido el cannabis, la preferida entre los estudiantes, ya que si en 2003 su prevalencia era de un 45,2%, en 2007 ésta bajó a un 36,7%.

Al Servicio de Juventud del Ayuntamiento tampoco le sorprenden los resultados del Ararteko que concluyen que la heroína es la que más recelo suscita entre este tipo de público. "Es normal porque es la que se consume menos porque la ven como la más peligrosa de todas las drogas". Tanto les echa para atrás que el informe basado en los escolares de la capital alavesa también corrobora este rechazo por esta sustancia, al ocupar el último puesto en la lista de los que la han probado alguna vez, con un escaso 0,9% de incidencia.

Fumar un pitillo a escondidas en el recreo también es cada vez menos habitual, para tranquilidad de los padres. Los jóvenes han dado la vuelta a esta situación y se ha conseguido pasar del 33,7% de fumadores menores al 23,4%. Como salvedad en este sentido, al igual que sucede con el alcohol, el vicio de la nicotina ha adquirido un tinte marcadamente femenino en los últimos tiempos en la capital alavesa. El 57,3% de los alumnos que fuma es chica, frente al 42,2% de los que tienen rostro masculino. La buena noticia es que la disminución de los que se llevan el cigarrillo a la boca es aplicable casi por igual en ambos sexos. "Se confirma la menor prevalencia del consumo entre las mujeres que venía manifestándose en los últimos años", resalta la investigación.

Pese al descenso en los consumos, lo que parece no cambiar es la edad en la que se produce el primer contacto con los estupefacientes. Ésta se mantiene en los 13 años y no ha bajado respecto a años precedentes.

En cualquier caso, la certeza del declive en los consumos de drogas entre la juventud se debe a los esfuerzos que ha llevado a cabo el Plan Local de Salud. Esta herramienta coordina los servicios que se dedican tanto a establecer sanciones para los pillados in fraganti, como a la prevención, como la de la asociación Ai Laket!, de la calle Herrería, que informa sobre los riesgos de caer en esta espiral de adicción.

Respecto a las actuaciones que el Departamento de Seguridad Ciudadana lleva a cabo desde principios de 2009 para los adolescentes que transgreden las normas, cabe destacar que del total de 680 casos de consumo detectados, 595 correspondieron a adultos y 85 a menores.