J. Fernández
Bilbao. Mientras las páginas de los calendarios caían para saludar la llegada de la primavera, los profesionales de la Educación Infantil adscritos al primer ciclo (0-3 años) marcaban en rojo el próximo día 31 de este mes para volver a salir a la calle y reclamar ante el Consorcio de Haurreskolas una mejora en la calidad del servicio así como una equiparación de sus condiciones laborales con el resto de docentes de la red pública.
Tras el éxito total de la jornada de paro de tres horas realizada ayer en los doscientos veinticuatro centros distribuidos en la CAV, los alrededor de mil seiscientos trabajadores y trabajadoras de las escuelas infantiles públicas mantienen sus protestas, que podrían prolongarse al mes de abril si la mesa negociadora formada por los sindicatos STEE-EILAS, LAB y ELA no recibe noticias de los responsables del Departamento vasco de Educación.
"Mañana [por hoy] teníamos prevista una reunión pero no nos han convocado; no hemos recibido ninguna llamada. Esperemos que nos convoquen en breve porque si no, nosotros seguiremos con nuestras movilizaciones", declaraba ayer a este periódico Egoitz Isasi, portavoz de la central sindical STEE-EILAS.
A juicio de los sindicatos vascos convocantes, los recortes presupuestarios y de personal impuestos desde el gabinete de Patxi López y el equipo gestor de Isabel Celaá están desarticulando el espíritu con que este sistema formativo y asistencial fue creado en el año 2003. "El Consorcio Haurreskolak nace para ofrecer a las familias un servicio educativo asistencial que contemple el cuidado integral y la educación de los y las niñas de 0 a 2 años en el ámbito territorial de los municipios que lo componen", expone el acta de constitución.
"Estos recortes empeoran directamente el funcionamiento y la organización de los centros, y dejan de lado la actividad pedagógica", insistían desde STEE-EILAS. Y todo ello, recordaba Isasi, a pesar de que las familias "pagan una barbaridad", hasta doscientos euros de cuota al mes "y no entra la comida", añadía. "Queremos dejar claro que este servicio tiene que ser público, gratuito y universal", clamaba.