NO es fácil llegar a cumplir las bodas de oro. Es difícil que la rutina no extinga la llama de la pasión tras medio siglo de idilio. Pero hay veces que la chispa que surge no hay forma de apagarla cuando ésta ya forma parte de cada ser. Así surgió el romance entre Álava y la Coral Manuel Iradier un 21 de mayo de 1961. Cincuenta años en los que ha dado a conocer la cultura, la tradición e historia de Vitoria y del resto de su territorio por todo el mundo y en los que han transmitido el cariño por el euskera en cada una de las canciones entonadas de generación en generación. Un repertorio variado que ha contribuido a avivar el fuego entre ambos día a día. Pura química a prueba de todo que se celebrará por todo lo alto el 19 de abril, como no podía ser menos, día del pregón en honor a los actos por los patrones alaveses San Prudencio y Nuestra Señora de Estíbaliz.
El escenario en el que ambos contrayentes renovarán sus votos nupciales será el Teatro Principal, donde la Diputación Foral, como representante oficial, ejercerá de anfitriona para entregarle la Medalla de Álava por la promoción de este territorio y sus valores. Los invitados de este aniversario también serán de lujo, por el público que asista al pistoletazo de salida a los festejos patronales, que correrán a cargo esta edición del nieto de la Manuel Iradier en esto de los coros: la Gasteiz Big Bag.
El esfuerzo que ha puesto esta singular pareja en este medio siglo se ha visto reflejado en el día a día y en cada acto, como los 3.000 conciertos en diferentes cuadrillas, puntos del Estado y del mundo. Muestra de esta entrega mutua es la dedicación que hará este grupo sólo en 2011, cuando recorra Álava con más de una veintena de conciertos, la exposición que mostrará su historia esta primavera y el libro conmemorativo que recordará su medio siglo de música.
La Coral Manuel Iradier se lanzó ya a celebrar sus cinco décadas con un extenso programa que abrió el pasado 26 de diciembre, también en el Principal. En las tablas de la calle San Prudencio, los niños cantores de Vitoria abrieron el programa, que continuó con un homenaje a Luis Aramburu y cerró, con la omnipresente selección de villancicos navideños dedicados para los que los tararean sin incluso quererlo.
Para la siguiente festividad relevante, Semana Santa, la coral prepara un concierto de canto gregoriano y polifónico, a capela, en Santa María, al que seguirá el pregón de La Blanca y la tradicional misa pontifical, el 5 de agosto en San Miguel. Otra jornada especial, abriendo el otoño, será la que comparta con la Orquesta Sinfónica de Euskadi el 29 de septiembre. La batuta de Juanjo Mena dirigirá al elenco, de nuevo en el Principal, con el Réquiem de Mozart como pieza principal. Entrelanzando todas estas grandes citas, el calendario llevará a la Manuel Iradier por múltiples escenarios alaveses. Y llegará Santa Cecilia, en el Carmen. Y de nuevo la Navidad, en el Principal, dónde si no. "Y esperamos hacer algún viaje en medio, todos los años hacemos alguno", apuntaba a este periódico el director, Emilio Ipinza.
El aniversario se presta siempre al recuerdo, a volver la mirada atrás, sobre ese camino que a veces se hizo cuesta arriba. Un puerto de alta montaña que al final se consiguió coronar con melodías que incluso rendían tributo a los más montañeros, como en San Vitor, en torno al mes de mayo, a los miembros que habían alcanzado el ascenso de cien montes. "Ni pensábamos que íbamos a llegar a donde hemos llegado", añadía Ipinza. "Italia, Suiza, Polonia, Austria, Rusia, Argentina...". Cerca de tres mil conciertos jalonan en este recorrido por el que han pasado muchos intérpretes. Tantos que sólo quedan cuatro miembros originales de esta agrupación siempre bien acompañada. Respaldada también por vascos como Guridi, Sorozabal o Uruñuela. O por artistas de fuera de nuestras fronteras, como Bach, Puccini o Mendelssohn. Por variados registros de voz que "han ido uniéndose con colores y tonalidades diferentes".
Una gran familia que cincuenta años después todavía se pone nerviosa al salir al escenario. Algunos de los trajes con los que han visitado esas tablas podrán verse en una exposición que, del 11 de mayo al 19 de junio en la sala Luis de Ajuria, repasará con un abanico formado por fotografías, partituras y demás elementos la historia de una formación. Diversos formatos que plasman todas sus vivencia también con un libro conmemorativo que repasará la vida de la Manuel Iradier en sus bodas de oro. Y lo hace ya un cartel elaborado por Mintxo, que se encontró con un reto a la hora de atrapar lo intangible en el papel. "¿Cómo pasar la música a imagen?", se preguntó el artista, antes de aferrar el lápiz. "En una coral los individuos están en función del grupo y aquí son una colectividad enraizada con lo que significan la cultura vasca y Álava". Amor verdadero que no se ha roto por un romance pasajero.