Vitoria. El banco de ADN del colectivo de afectados por adopciones irregulares ha posibilitado dos nuevos reencuentros entre dos padres y sus respectivos hijos, separados al nacer.

Las muestras de saliva depositadas en Madrid por 120 afectados -una docena de ellas del País Vasco- volvieron el martes a atar cabos con otras dos familias. Al tirar del hilo, esta vez se han encontrado dos posibles víctimas: una en Galicia, con raíces vascas, y otra en Bizkaia. Se trataba de dos hogares que dejaron de estar unidas físicamente tras el parto y a los cuales su huella genética permitió identificarles como madre e hijo. Una vez descubierta la coincidencia, Amaya Gorostiza, gerente del laboratorio de identificación genética de Genomica, fue la encargada de avisarles, tan rápido como pudo. Ella lo llama "la carrera contrarreloj porque si puedo ahorrarles quince minutos de espera, mejor". La ciencia también ha enlazado el caso de una mujer de Barcelona con la hija que nació hace 40 años.