Vitoria. Más que hablar de retroceso a la hora de analizar el consumo juvenil de tabaco, alcohol y drogas en Vitoria, Teresa Laespada, directora del Instituto Deusto de Drogodependencias, es partidaria de emplear el término "estabilidad". Las tasas de descenso en el empleo de estos tres elementos por parte de los adolescentes gasteiztarras es tan ligero que entran dentro de los márgenes de error de toda estadística y, aunque personalmente cree que abordamos un ciclo involucionista en este sentido, opta por la cautela. Asegura que el comportamiento de la juventud en la capital alavesa forma parte de de una corriente generalizada de jóvenes que dan, poco a poco, la espalda a las drogas -legales e ilegales- por diversos factores entre los que figuran el agotamiento de ciertas dinámicas de ocio, la ausencia de novedad y, cómo no, la omnipresente crisis económica.
En primer lugar, Laespada explica que "se han alcanzado ciertos topes de consumo en determinadas maneras de entender el ocio juvenil". "Probablemente hemos llegado a unos límites máximos de consumos posibles en edades juveniles, aunque esto no es nuevo, ya avisamos hace dos o tres años de que sucedería", explica la socióloga. Los fenómenos expansivos de ocio no dan más de sí, se ha alcanzado un techo de cristal y a partir de ahora sólo se adivina o el estancamiento o la caída."En cualquier caso, muy ligera", acota en referencia a la segunda alternativa.
El siguiente factor a tener en cuenta a la hora de avanzar en la disección de la situación actual es la recesión. "La crisis económica y la sensación de austeridad que deriva de ella ha hecho que disminuyan todos los consumos en todas las franjas de edad, tanto en adultos como en menores", constata.
"Hemos estado inmersos en un ciclo de crecimiento que han conducido a un consumo exacerbado y ahora toca ser más comedido. La percepción general es que ahora uno no puede salir de juerga tanto como antes", aclara. Esta toma de conciencia a la fuerza ha modificado ciertas pautas de comportamiento, sobre todo entre los jóvenes. "Antes -profundiza- el fin de semana podía empezar el jueves y acabar el domingo, mientras que ahora se tiende a concentrarlo todo en un sólo día, generalmente el sábado".
Finalmente, Laespada apunta que hace algunos años el consumo de alcohol, tabaco y drogas podía constituir una novedad, y por lo tanto resultar atractivo, mientras que ahora se ha convertido en algo "excesivamente popular y muy visto", con lo que ha perdido una parte sustancial de su tirón juvenil.
La socióloga tampoco es partidaria de interpretar los consumos en clave negativa, ya que excluye el capítulo de gestión de riesgos que todo ser humano ha de abordar durante su proceso de crecimiento. "Dejamos a los menores muy pocas posibilidades de experimentación propia, están excesivamente protegidos. Hay que entender que estas conductas forman parte de su crecimiento y hay que ayudarles a que las orienten adecuadamente", concluye.