Vitoria. La muerte este pasado sábado de una niña alavesa de 15 meses por una infección bacteriana se debió a una fatal combinación de circunstancias. El streptococo de tipo A, presente de forma habitual en la garganta y la piel de muchas personas aunque no presenten sintomatología, no deriva salvo en casos excepcionales como éste en un fallecimiento tan súbito, con un plazo de apenas 12 horas desde que fue detectado en su pequeño organismo. Las bajas defensas de la niña, afectada por la gripe y posiblemente también por un proceso gastroentérico, precipitaron una tragedia que ha causado un fuerte impacto tanto en Laudio, la localidad donde residía, como en la dirección de Salud Pública del Departamento vasco de Sanidad, el servicio encargado de registrar y combatir este tipo de episodios.

Con todo, se ha tratado de un caso "esporádico", según constató ayer en declaraciones a este periódico el subdirector de Salud Pública en Álava, Juan Carlos Fernández Crespo, y que únicamente cuenta con un precedente cercano en el territorio, datado en el año 2007. Entonces, cuatro niños que compartían guardería en Vitoria también resultaron infectados por el streptococo pyógenes pero lograron sobrevivir tras varios días ingresados en el hospital en estado grave y con un tratamiento antibiótico intensivo. Las infecciones más temidas por Sanidad, que pueden comportarse como la provocada por el streptococo de tipo A con especial virulencia cuando encuentran condiciones de debilidad en el organismo que invaden, son las generadas por tres bacterias mucho más mediáticas y que provocan alrededor de 50 casos graves al año en Álava: el meningococo, el neumococo y la legionela. Siempre que, eso sí, no se produzcan brotes especiales que hagan dispararse a estas cifras.

La meningitis, provocada por el primero de estos gérmenes, encabeza la lista de preocupaciones de Fernández Crespo debido a su especial debilidad por los niños, organismos sanos pero más vulnerables inmunológicamente hablando. De hecho, el equipo médico que atendió a la pequeña se apresuró a descartar que su muerte se había producido por un brote de esta gravísima enfermedad, que se contagia por contacto directo y deja cerca de una veintena de casos anuales en la provincia, aunque no todos lleguen a fallecer. Al igual que el streptococo pyógenes, la meningitis provoca sepsis generalizada, una infección de la sangre que afecta a la circulación y provoca un rápido colapso multiorgánico.

En lo que respecta al neumococo, habitual también en niños pequeños así como en adultos ancianos, provoca anualmente entre 12 y 14 casos en la provincia, graves neumonías que también pueden traer la muerte en condiciones como las ya citadas. También deriva en esta enfermedad la legionela, una bacteria que se contagia a través del aire o sistemas de vaporización de aire caliente y que en 2010 fue detectada en doce personas. Dos condiciones propicias para que estas bacterias se expandan con rapidez son la convivencia de grupos amplios de personas y durante muchas horas. "No es lo mismo hacer un viaje en el autobús urbano que estar compartiendo una clase o una piso con una persona infectada; y si es una guardería peor, porque los niños tienen un contacto más estrecho", ilustra Fernández Crespo.

Desde mucho antes de que los servicios de vigilancia epidemiológica se constituyesen en los distintos servicios de salud, las autoridades se valen de completos protocolos de actuación para combatir la presencia de cada una de estas bacterias. En el caso de Euskadi, son documentos elaborados dentro pero prestando mucha atención a los de fuera, que se renuevan, corrigen y amplían frecuentemente.

sin errores Los protocolos definen con exactitud qué sintomatología debe presentar un paciente para considerarse caso, qué posibilidades de transmisión tiene, qué actuaciones hay que llevar a cabo tanto con el enfermo como con su entorno en caso de contagio o qué tipo de medidas preventivas deben tomarse. "Lo bueno de estos documentos es que hacer una intervención más rápida permite minimizar el riesgo de que haya casos secundarios. Si tienes un protocolo estudiado, trabajado con tranquilidad y por expertos, cuando te llega el caso no tienes por qué pararte a pensar qué hacer. No hay errores. Y si los hay, se corrigen para la siguiente", detalla el especialista.

El buen funcionamiento del sistema ha permitido que en este último desgraciado caso padecido en Álava, al menos, el brote no se haya extendido a más niños o familiares. De los cuatro menores que permanecieron ingresados en Cruces en observación hasta esta semana, ayer sólo quedaba una niña "sin riesgo alguno" debido a un proceso vírico diferente.