VALLADOLID. Según han informaron a Efe fuentes de la policía local, las motos que alcanzaron el centro de Valladolid han rondado las 12.000, más que en otras ediciones, de ahí que han tenido que ingeniar cómo dar cabida a tanta moto en el entorno de la Acera Recoletos de Valladolid, pues no se esperaba tan alta respuesta a la concentración.

Una zona que, a lo largo de esta mañana, ha quedado inundada por las motocicletas, sus propietarios y los miles de curiosos que se han agolparon para ver desfilar a todos los moteros y sus preciadas máquinas.

El desfile se ha prolongado durante exactamente una hora y en el mismo los viandantes han podido disfrutar de todo tipo de motocicletas y sidecars, muchos de ellos variopintos y originales.

También se ha podido comprobar el eco internacional de la concentración invernal motera Pingüinos que, en su treinta aniversario, y como en pasadas ediciones, ha congregado a un buen número de aficionados a las dos ruedas procedentes de diversas partes del mundo.

Así, se divisaron banderas de países tan dispares como Estados Unidos, Hungría, Suiza, Italia, Austria, Bulgaria, México, Francia, Holanda, Chile, Alemania o Brasil, aunque, eso sí, la bandera que más ha ondeado ha sido la española.

El rugir de las motos ha sido continuo, así como el sonido de las bocinas a su llegada a la meta de la Plaza Colón, donde el leve viento no ha conseguido que se evaporase el olor a goma quemada en el asfalto.

La temperatura ha sido perfecta, ya que no se movió de los diez grados centígrados, lo que, sin lugar a duda, sirvió de acicate para que muchos de los curiosos no encontrasen una excusa en el frío de cara a presenciar un espectáculo que convierte a Valladolid por un día en el epicentro del universo de las dos ruedas.

Tanto mayores como pequeños han disfrutado de las extravagancias de los moteros, así como de sus peculiares motocicletas, aunque también los espectáculos de freestyle y stunt que se estaban desarrollando paralelamente han reclamado la atención del público.

Más bien, a más de uno dejaron boquiabierto y con el corazón en un puño, sobre todo gracias al piloto Jorge Bravo, que ha afrontado su primera aparición en Pingüinos, y quien ha logrado enmudecer a los asistentes con saltos en rampa aderezados con cabriolas imposibles. Piruetas que han arrancado el aplauso del público, al igual que las realizadas sobre llano por Emilio Zamora y Narcís Roca, habituales en este tipo de exhibiciones que jamás faltan en el programa de Pingüinos.

Éste, y después de la celebración anoche de la Nochevieja y el Año Nuevo Pingüinero, proseguirá esta noche con otra de las actividades más tradicionales y emotivas: el desfile de Antorchas, mediante el que los moteros rinden homenaje a los compañeros fallecidos en la carretera.

Ya mañana se echará el cierre a la trigésima edición de Pingüinos con la ceremonia de clausura y la entrega de los Pingüinos de Oro que, en esta ocasión, han recaído en los campeones del Mundo de 125 cc y Moto 2, Marc Márquez y Toni Elías, respectivamente, así como el Pingüino de Oro Leyenda, otorgado al ex piloto italiano Giacomo Agostini.