vitoria. Risas, gritos, besos, abrazos y muchísima euforia. La sede gasteiztarra del sindicato ELA escenificó ayer el fin del largo conflicto laboral en la residencia de Ariznabarra, 34 meses de huelga que han concluido con un acuerdo satisfactorio para sus 120 empleados, la gran mayoría mujeres. El pacto, quinquenal (2008-2012) y con carácter retroactivo, contempla un notable incremento de la masa salarial para la plantilla, mejoras en sus pluses y festivos y, quizá lo más importante, una cláusula de blindaje que impedirá retrocesos en futuras negociaciones. De forma más concreta, un facultativo del geriátrico duplicará su salario respecto a lo contemplado en el convenio estatal de residencias privadas, un incremento del 100% que será progresivo durante la vigencia del pacto, mientras que el resto de categorías profesionales -enfermeras, auxiliares, personal administrativo o de limpieza-, las mayoritarias en el centro, cobrarán un 68% más. Cuando abrió sus puertas en 2001 como el primer centro alavés de titularidad pública gestionado por una empresa privada, el suelo medio de la plantilla rondaba los 600 euros.
El acuerdo con Quavitae no evitó ayer un nuevo rosario de críticas hacia la Diputación alavesa y, en especial, su máximo responsable Xabier Agirre. Una enorme pancarta ubicada detrás de las más de 50 trabajadoras que acudieron a la presentación del acuerdo en los locales sindicales recogió un último y duro recado hacia el jefe del ejecutivo foral: Lo hemos conseguido Agirre, a pesar de ti. Luis Fernández, portavoz de ELA, censuró duramente el proceder de la Diputación durante el conflicto, tachándola de "irresponsable" por no haber puesto antes los medios suficientes para llegar a una solución. Entre otras cosas, por no haber recibido al sindicato, al comité de huelga ni a las trabajadores "durante tres años de conflicto", por "impedir mediaciones" y "la entrada de nuevas empresas" al geriátrico -la plantilla llegó a un acuerdo con otra firma hace algo más de un año- o "permitir incumplimientos diarios" en la residencia que han repercutido en un progresivo deterioro del servicio. "Con sus decisiones, la Diputación ha impedido llegar a un acuerdo durante muchos meses", insistió Fernández.
La presidenta del comité de empresa, Vicky Holgado, parafraseó al ideólogo del EZLN, el subcomandante Marcos, para sintetizar los casi tres años de lucha de la plantilla del geriátrico: "Luchando podemos perder. Sin luchar, estamos perdidos". Ella ha sido protagonista de todos los vaivenes sufridos en Ariznabarra desde su apertura, empezando por el primer conflicto laboral serio que desembocó a finales de 2002 en ocho meses de huelga y el laudo posterior del mediador Ángel Toña, que repercutió en un incremento notable de las condiciones laborales de la plantilla. El conflicto finalizado anteayer con la firma del nuevo acuerdo arrancó cuando, en 2007, el laudo expiró y Mapfre ofreció a sus trabajadoras las mismas condiciones laborales con las que habían entrado en la residencia seis años antes. El pacto había supuesto una subida salarial de un 121% en cinco años, además de una reducción de 110 horas anuales al final de dicho periodo. Pero todo se esfumó "de un plumazo", según recordó ayer la responsable de servicios sociales de ELA, Begoña Vázquez, conduciendo a 1.136 interminables días de huelga. Respecto a aquellas condiciones logradas tras el primer conflicto, el pacto alcanzado ahora contempla incrementos de entre el 15 y el 20%. Un acuerdo que "dignifica" a las trabajadoras de Ariznabarra tras años de precariedad. "Estas 120 mujeres ahora tienen un empleo digno y de calidad", remarcó Fernández.
solaguren Pocos minutos después de esta comparecencia, la Diputación alavesa anunció que ya ha iniciado los trámites para cubrir las 55 plazas vacantes en la residencia como consecuencia del conflicto laboral, al tiempo que valoró de forma "muy positiva" el acuerdo alcanzado entre Quavitae y la plantilla. "Nuestra responsabilidad y compromiso es velar por la calidad del servicio que ofrecemos a los usuarios de la residencia y así hemos actuado durante todo el conflicto", subrayó la diputada de Política Social, Covadonga Solaguren, a través de un comunicado.
Una visión muy distinta a la expresada por el grupo juntero del Partido Popular, principal en la oposición. Tras celebrar la "magnífica noticia" del pacto, el PP denunció "la falta de liderazgo del gobierno foral, totalmente desvinculado de la realidad social alavesa", por haberse enterado "por la prensa" del final de este casi interminable conflicto.