de todos es sabido que la buena mesa representa un desafío para los sentidos. Una experiencia que envuelve al gusto, seduce al olfato, atrapa a la vista, agrada al tacto y genera frases de aprobación que complacen al oído. Pero aún pueden darse más pasos para elevar el reto a niveles superiores, más allá de la calidad del producto o de la maestría en la elaboración. El restaurante El Portalón de Vitoria reedita en estos días sus cenas teatralizadas, una puesta en escena que traslada al comensal a otro tiempo, a una época en la que reyes y cortesanos maquinaban intrigas palaciegas mientras degustaban sabrosos manjares en lujosos banquetes.
La receta consiste en mezclar, a partes iguales, la mejor gastronomía con un magnífico espectáculo. Después de dos años, los responsables de El Portalón han afinado la técnica mimando al extremo los tres puntales sobre los que se sustentan estas originales cenas: historia de Vitoria, cocina de calidad y teatro.
El cliente, como si viajara en el tiempo, se retrotrae a fechas posteriores a la Edad Media para disfrutar de la obra ¡Así se gana Vitoria!, un texto redactado por el director de la escula de arte dramático Ortzai, Iker Ortiz de Zárate. Subtitulado, La marquesa y Bonaparte, recrea el célebre episodio de la Batalla de Vitoria y tiene como protagonista a José Bonaparte, quien acude a El Portalón para cenar convidado por los marqueses de Montehermoso. Tras la experiencia más medieval de otros años, en esta ocasión "se trata de acercarnos a nuestro tiempo, a una época moderna, ciertamente mejor documentada y visualmente atractiva en la que, además, Vitoria jugó un papel crucial", precisa Ortiz de Zárate.
Los elementos con los que los actores juegan en torno a la mesa son el amor, el humor y la fantasía. "Desde luego, la documentación ha sido la base de este trabajo... para jugar a fantasear sobre ella, sobre aquella relación de a tres que, en distintos planos, desde el más puramente pasional y amoroso hasta el puramente político, vivieron en realidad, en fechas no tan distantes, Pilar de Acedo y su esposo, Marqueses de Montehermoso, y el rey José Bonaparte", aclara el autor del texto.
La acción sitúa al comensal en pleno siglo XIX, en fechas próximas al famoso 21 de junio de 1813, jornada en que se libró la Batalla de Vitoria. La capital alavesa era sede temporal de la corte y lugar clave en el desarrollo de los acontecimientos que habrían de culminar con la expulsión de José Bonaparte.
El menú, tal y como atestiguan los portavoces del establecimiento, es "digno de reyes" y está diseñado para que los comensales lo integren, de forma imperceptible, dentro de la obra. Cuatro entrantes, un primer plato, dos segundos, postre y bebida ayudan a que la magia entre en acción, sobre todo si se tiene en cuenta que algunas de las variedades que se ofrecen son propias de la época que se representa. Los crepes Napoleón o la crema de patata alavesa son buenos ejemplos de ello.
El vestuario, realizado por Elvira Arrieta, contribuye a redondear la atmósfera, así como las caracterizaciones. "Se trata de que los asistentes cenen, realmente, en aquella época y acompañando a aquellos personajes en una noche de tribulaciones, enredos e intrigas... de los que se pide a cuantos acudan no revelen el final". Lo dicho, disfruten de la cena y no cuenten a nadie el desenlace.