vitoria. En 1997, Ana Orantes fue quemada viva por su ex marido. Su aparición en un canal de televisión para contar los malos tratos que sufría, apenas trece días antes de su asesinato, marcó un precedente. El caso sensibilizó al Gobierno y le llevó a reformar el código penal en materia de violencia doméstica e instar enérgicamente a las víctimas a denunciar.
"La violencia contra las mujeres es un fenómeno complejo y multidimensional que tiene su raíz en la situación estructural de desigualdad en que se encuentran las mujeres dentro de la sociedad", advierte Ander Bergara, responsable del gabiente de prensa de la Asociación de Hombres por la Igualdad de Género (Ahige). Según él, prevenir la violencia sexista pasa por eliminar las desigualdades y para ello "es necesario incidir en todas las instituciones y mecanismos que operan en el proceso de socialización -familia, escuela, medios de comunicación, publicidad, lenguaje-, modificando los roles y estereotipos de género imperantes y promoviendo valores y modelos basados en el respeto y la igualdad entre los sexos".
Aunque el estudio de la eficacia del tratamiento de los hombres maltratadores se encuentra en una fase incipiente, las personas responsables de los citados programas consideran los resultados satisfactorios y claramente esperanzadores para continuar trabajando en esta dirección. Según datos del programa en Bizkaia relativos al periodo 1995-2000, de un centenar de pacientes tratados la tasa de éxito -separación sin acoso o convivencia sin violencia- fue de alrededor de un 40%.
"Además, hay que tener en cuenta que casi el 40% de las mujeres cuya pareja fracasa en la terapia se separó, lo que hace pensar que el resultado negativo de la terapia respecto de los agresores sirve, en muchos casos, como estímulo para favorecer que sus mujeres se separen de ellos y rehagan su vida", apuntan desde Emakunde
La psicóloga Luixa Reizabal, por el contrario, se muestra menos optimista al respecto y señala que la mayoría de estos programas se realizan cuando el agresor se encuentra en la cárcel. Un lugar, a su juicio, "poco idóneo para su recuperación". "Quien de verdad ama no agrede ni maltrata", asegura esta experta, quien advierte de que la excusa de "lo hice porque te quiero" no es más que una estrategia" para no sentirse una mala persona y que su pareja tampoco lo vea así y le perdone". Según la psicóloga, se usa como estrategia para librarse del sentimiento de culpa. El responsable de Ahige, por su parte, explica que el cambio de las personas y en los comportamientos sociales ayudará a solucionar este gravísimo problema. "Es necesaria la concienciación de todas las personas, de la sociedad, y su implicación activa en la erradicación de este mal, y no mirar para otro lado", explica. "Tenemos que aprender todos a darnos cuenta que es un problema que nos puede afectar a cualquiera, y por tanto la sociedad entera tiene que implicarse", sentencia Blasco.