vitoria. La creciente subida en los precios de cereal, circunstancia que obedece a la sequía y los incendios que padece Rusia -principal granero de Europa- y al cierre de fronteras impuesto por las autoridades de aquel país para intentar autoabastecer su propio mercado, ha puesto al sector ganadero alavés al borde de la bancarrota.
Los avatares del mercado global han provocado que las cosechas de cereales se hayan revalorizado entre un 30% y un 40%. Hasta ahí, todo deberían ser buenas noticias. No obstante, nada más lejos de la realidad. La carestía del grano ha provocado que el trigo de harina ahora cueste 50 euros más por tonelada, hasta los 200. Este aumento viene fijado por el mercado a futuros de Chicago que, según califica el sindicato EHNE, es ficticio y especulativo debido a que maneja un precio irreal que nada tiene que ver con la labor del campo. "Estas subidas no van en beneficio de los cerealistas sino de los mercados ajenos", destaca Mariana Cunchillos, integrante de la citada central.
Además, los repuntes en los precios han puesto en jaque al sector ganadero. No en vano, la revalorización de las cosechas impone mayores gastos en producción al subir el coste del pienso de 140 euros la tonelada a 190 euros. Además, los intermediarios aprovecharán para subir el precio final de la carne, cuando a nivel de campo nadie se va a beneficiar.
Esta especulación demuestra que los agricultores no tienen control sobre sus producciones y que con la desaparición tanto de las herramientas de control de mercado como de la regulación de precios tanto estatales como comunitarios, la única ley válida es la que rige en el libre mercado. "Se tiene todo el producto almacenado esperando al precio más alto y una vez conseguido se pone en venta, es todo un manejo de negocio rápido buscando el pelotazo", asegura un cerealista.
El sector ganadero demanda una estabilidad en los precios capaz de cubrir los gastos de producción. Para ello, pide que se impulse una nueva Política Agraria Común (PAAC) basada en la soberanía alimentaria. "Queremos que en este debate que que se está dando en el Parlamento europeo y que se aprobará en 2013 se pueda cambiar esta situación. Que los políticos elaboren acuerdos y medidas para que los intermediarios no se aprovechen y que a la vez, se trabaje más por la soberanía alimentaria, algo importante tanto para agricultores como para los consumidores", afirma Cunchillos.