Vitoria. El obispo de Vitoria, Miguel Asurmendi, ha calificado de "inicua" (injusta, malvada o cruel) la nueva Ley del Aborto, que ayer cumplió su primer mes de aplicación, al considerar que "pretende darnos un derecho que no tenemos sobre la vida del no nacido", manifestó el máximo dirigente de la Iglesia alavesa durante la misa celebrada en la parroquia de San Miguel en el día grande de las fiestas de Vitoria dedicado a la Virgen Blanca. No es el primer sermón que Asurmendi dedica a la Ley del Aborto, ya que el pasado año también centró parte de su mensaje. El obispo enmarcó la nueva Ley del Aborto en un momento de "crisis económica y moral" que vive la sociedad actual en el que es necesario "devolver la dignidad de todos los seres humanos". Asurmendi realizó estas declaraciones ante los dirigentes institucionales del territorio en una homilía en honor a la Virgen Blanca a la que asistieron el alcalde de la capital alavesa, Patxi Lazcoz; el diputado general de Álava, Xabier Agirre, y el presidente de las Juntas Generales del territorio, Juan Antonio Zárate, entre otros políticos. Asurmendi dedicó parte de su homilía a una Ley del Aborto que modifica la anterior normativa y cuya aprobación no ha estado exenta de polémica, principalmente porque en uno de sus apartados permite a las mujeres menores de 16 años interrumpir su embarazo sin autorización de sus padres. Ante esta situación, el obispo apeló a la defensa del "evangelio de la vida" y advirtió de que "la mujer de fe pone su confianza en Dios y respeta la vida de una criatura hija de Dios". Asimismo, citando al ya fallecido Juan Pablo II, recordó a "los ancianos y enfermos muertos a causa de la indiferencia o de una presunta piedad". Una hora antes de la celebración de la misa, el prelado de la diócesis de Vitoria presidió la tradicional ofrenda floral a la Virgen Blanca en las escalinatas de la iglesia de San Miguel, una tradición de las fiestas en la que toman parte las cuadrillas de blusas y neskas bailado el tradicional aurresku de honor. Más temprano, a las siete de la mañana, miles de fieles participaron en el rosario de la Aurora, uno de los actos religiosos más señalados del día grande de las fiestas, que llena el centro de la ciudad de plegarias y canciones. El obispo de Vitoria también se refirió en su homilía a las consecuencias de la actual crisis económica, en especial a los colectivos más desfavorecidos, entre los que citó a pobres, parados, inmigrantes y desplazados, así como a jóvenes sin vivienda y "subsidiados de ínfimo nivel". E hizo un llamamiento a "contemplar esta realidad con la mirada de Dios".