Hace un año Pilar sumó a su agenda la tarea de aprender a utilizar el nuevo medio de información que ha cambiado el mundo, Internet. En su casa tienen ordenador desde hace años pero la inseguridad le impedía dar el paso de sentarse frente a la computadora. "Ya me manejaba un poco, sabía escribir correos electrónicos, pero a la hora de enviarlos no me aclaraba muy bien y siempre tenía miedo a dar a la tecla equivocada, así que dependía de mi hijo para que me resolviera el problema". Cuando se independizó decidió dar un giro a su vida y mostrar que era capaz de todo. "Me di cuenta de que tenía que aprender a valerme por mí misma, así que me propuse un reto".

Empezó a buscar cursillos de informática por todos los centros cívicos de Vitoria hasta que, por casualidad, una amiga le comentó la existencia de las clases que imparte la Fundación Mejora para mayores de 55 años. Sin pensarlo dos veces se apuntó al sorteo que se realizaba en julio y, en septiembre, ya le habían seleccionado. "La verdad es que tuve mucha suerte porque fui de las primeras elegidas para ocupar una de las plazas disponibles", afirma con incredulidad.

El primer cursillo fue lógicamente de iniciación, donde se explica la base para la utilización de los elementos del ordenador. Ahora está en el tercer nivel y ha empezado a descubrir todo lo que el ciberespacio le puede aportar. "Estamos aprendiendo a enviarnos mensajes y emoticonos entre los compañeros de clase, cosas que para los jóvenes son una tontería, pero para nosotros es todo un avance".

Sin embargo, reconoce que no todo el mundo ha podido coger el ritmo de las clases por lo que muchos han tenido que abandonar. "Si sigues las indicaciones de la profesora no te pierdes para nada, pero hay mucha gente que no le puede dedicar el tiempo suficiente y acaba dejándolo". A pesar de ello, afirma que se maneja muy bien y que no tiene dificultades a la hora de realizar las tareas. Además, asegura que en la clase hay un ambiente muy bueno, un ingrediente que le ayuda a sentirse más cómoda. "Si alguien no entiende algo, nos ayudamos".

Por las tardes, cuando queda con sus amigas, les cuenta qué ha hecho en las clases y día a día les anima para que se apunten. "Mis amigas se mueren de envidia, todas quieren probar la experiencia, pero muchas de ellas tienen que cuidar de los nietos", recalca esta vitoriana mientras, emocionada, relata que está aprendiendo a hacer álbumes digitales y calendarios con fotos. "Es increíble lo que se le puede hacer a una imagen: cambiarle el color, ampliarla, poder elegir el contorno..., hasta que consigues una verdadera obra de arte. Internet es como hacer magia", sostiene.

Pero el reto de Pilar no acaba aquí. El año que viene se matriculará en un curso de especialización donde aprenderá a crear y mantener los blogs además de familiarizarse con las redes sociales. "Hay gente que piensa que a esta edad es perder el tiempo, pero no es así. A mis 56 años he decidido dar el paso y conocer las nuevas tecnologías y no me arrepiento; ha sido lo mejor que he hecho en mucho tiempo". Al igual que Pilar son muchas las personas mayores que se esfuerzan por adaptarse a los nuevos tiempos.