Vitoria. Para Sergio Frenkel, el director del Festival de las Naciones, el evento que arrancó ayer y que se prolongará hasta el próximo 18 de julio cumple con un triple objetivo. El primero de ellos es servir de antídoto tanto contra la crisis económica como de todas aquellas "noticias malas" que nos rodean. En este sentido, Frenkel no duda en afirmar que el encuentro gasteiztarra sirve para "transmitir la alegría y emociones", a través de los distintos stands que estimulan los cinco sentidos: música, espectáculos, gastronomía, artesanía y aromas. El segundo fin que persigue este evento es fomentar la integración sociocultural. Algo que sólo se consigue acercando el folklore de los cinco continentes para contribuir a la integración social de los inmigrantes residentes en Álava. "Por eso, este año hacemos la fusión de la cultura vasca dentro de la internacional. Un ejemplo son las danzas y los coros vascos", añade.

La fiesta multicultural tampoco se olvida de potenciar aspectos de cooperación. Habrá talleres para buscar familias de acogida para niños africanos que vienen aquí a operarse de las patologías que no pueden curarse en su país. "También habrá puestos de información para ayudar a programas que combaten la malnutrición con voluntarios de la Facultad de Farmacia. La solidaridad se verá con una jornada en la que se explicará cómo el cacao ayuda a combatir el Alzheimer", detalla el máximo responsable del encuentro.

Al margen de las novedades, Vitoria será la ciudad que por cuarto año albergue esta cita. "Yo creo que la elegimos porque era una gran desconocida, a pesar de que todos nos hablaban bien de Vitoria. Además calaban bien el Festival de Jazz y del Azkena Rock por su gran repercusión", agrega Frenkel. El año pasado la afluencia rondó entre los 90.000-100.000 visitantes los 17 días que duró. "Este año, con los ocho días más que se prolongará, esperamos superar los 100.000 asistentes. Además, con el cambio de sitio al parking de San Martín vamos a estar todos más cómodos".