Vitoria. Golpes sobre ruedas. Los grupos organizados que actúan en la CAV llevan meses con la mirada puesta sobre los camiones que atraviesan la carretera N-I, sobre los polígonos y áreas de estacionamiento donde los transportistas paran a descansar y sobre los lugares donde los vehículos pesados reposan lejos de las miradas de sus dueños. Su prioridad consiste en hacerse con el botín que viaja en los remolques en forma de preciada mercancía, pero tampoco desdeñan la posibilidad de llevarse alguna cabeza tractora para posteriormente desguazarla y embarcarla en forma de presuntas piezas usadas de camino a algún país africano donde reensamblarla y darle salida a buen precio. Álava, en otros tiempos territorio seguro para los profesionales del volante, pierde progresivamente su condición de santuario libre de delincuencia y los peligros que acechan en su trazado comienzan a correr de boca en boca entre el gremio de los transportistas. El polígono industrial de Jundiz es uno de los nombres que más se repiten cuando se abordan este tipo de conversaciones y es que, tal y como reconocen desde el Sindicato Vasco de Transportistas, Hiru, es el lugar más inseguro del territorio para este colectivo y el punto donde más asaltos de este tipo de han cometido en los últimos tiempos.
No se habla de oleada, sino de goteo. Lo último que desean las bandas organizadas protagonistas de estos robos es llamar la atención, crear alarma social dentro de la provincia y que la presión policial se agrave. Por eso espacian los golpes y los reparten por toda la geografía aledaña a la N-I. De hecho, el fenómeno ha pasado casi inadvertido hasta ahora, por lo que el sindicato Hiru reconoce que no existen datos estadísticos oficiales ni en Euskadi ni en todo el Estado. A grandes rasgos, se admite que el 17% -es decir, uno de cada seis- de los transportistas ha sido víctima de asaltos, que el 30% de los atracados lo ha sido en más de una ocasión y que el 60% de las veces los ladrones dirigen sus ataques contra el vehículo y su carga.
El vaso de la paciencia se agotó en septiembre del año pasado, cuando los responsables de Hiru reclamaron más seguridad para Jundiz. La petición llegó después de que en una sola noche desaparecieran del polígono industrial una cabeza tractora y cuatro plataformas. Los representantes de Gilsa, la empresa pública que gestiona el parque empresarial y que se encuentra coparticipada por el Ayuntamiento y el Gobierno Vasco, reconocían que cuando contactaban con la Policía Municipal o con la Ertzaintza para advertirles de la comisión de un robo, los agentes les explicaban que hacían "lo que podían" con los medios de que disponen.
Desde entonces hasta ahora, el problema ha mantenido una cierta regularidad. De vez en cuando, grupos de desconocidos vacían el cargamento de varios remolques estacionados en este área o hacen desaparecer un camión, pero siempre procurando dejar un tiempo prudencial de espera entre golpe y golpe. Los responsables y usuarios de Jundiz reclaman más seguridad, pero la Ertzaintza, cuerpo competente en este ámbito, asegura que el volumen de denuncias por robo en este polígono que se tramitan de forma efectiva en sus oficinas no lo justifican. Esto se explica porque muchos de los transportistas objeto de robo en Álava se encuentran de paso y suelen acudir a la Policía cuando ya se hallan en otras comunidades autónomas o incluso fuera del Estado. Otro dato contenido en el último informe que manejan los sindicatos europeos de transportistas refiere que un 30% de los transportistas atacados no llega nunca a denunciar el incidente.
Pero no sólo se producen robos de camiones por parte de grupos organizados en Jundiz. El pasado mes de abril, la Ertzaintza detuvo en Gamarra a tres hombres después de que forzaran la puerta de uno de estos vehículos, manipulasen el sistema de encendido y soltaran el semirremolque que le acompañaba para tratar de llevarse la cabeza tractora. Dos de los arrestados se encontraban dentro de la cabina mientras que el tercero vigilaba desde el exterior.
mafias Aunque algunos de los ataques registrados en Jundiz pueden ser atribuidos a otros responsables, como cuando se detuvo a cinco hombres y a otras tantas mujeres en Vitoria después de que desvalijaran un camión cargado de artículos de perfumería en el polígono industrial, los portavoces del sindicato Hiru aseguran que existen mafias especializadas en el robo de vehículos pesados. Tal afirmación se sustenta sobre un informe de Europol que asegura que las bandas internacionales organizadas dedicadas a este tipo de asaltos "campan a sus anchas" por todos los países de la Unión Europea.
Indica este mismo estudio que la delincuencia organizada ha descubierto desde hace años que el robo de vehículos pesados implica un riesgo bajo pero un potencial de ganancia "enorme". Grandes cargas son sustraídas de forma rápida y fácil, de manera que en menos de una hora puede ser redistribuida en otros vehículos y desaparecer sin dejar rastro. La continua ampliación de la UE proporciona a estos grupos mayores oportunidades ya que, tal y como subraya el documento de Europol, "a menudo los delincuentes de un país acuden a cometer crímenes a otro país, descargan los productos en un tercero y los revenden en un cuarto país".
Las bandas se hallan perfectamente estructuradas y, según alerta Hiru, cuentan con una logística importante, tanto para cometer los atracos como para comercializar posteriormente los objetos robados o los propios vehículos sustraídos. Disponen incluso de una alta capacidad económica que les permite abonar inmediatamente las fianzas en caso de ser detenidos, de forma que sus integrantes regresan a las calles en cuestión de horas.