vitoria. Igual que ayer, el centro urbano se convertirá en uno de los escenarios por excelencia de la fiesta de San Prudencio. Si ayer las tamborradas colapsaron calles y plazas, hoy, los recorridos de los txikis y los Biznietos de Celedón tomarán el relevo festivo.
Al margen de los espacios festivos tradicionales, el centro de la ciudad y el ensanche vitoriano se han consolidado a lo largo de los últimos años como espacios de fiesta de primer orden. Lo dice la calle y lo refrendan los programas de actividades, que nunca se olvidan de estirar los itinerarios de pasacalles y txarangas hasta hacerlos circular por el centro de la ciudad. Desde el pasado sábado, los sones interpretados por las distintas fanfarres llenan de alegría las calles del centro de la ciudad y en las jornadas sucesivas la tónica festiva continuará por los mismos derroteros. Akelarre, Baralde, Biotzazarrak, Ezberdinak Indarra, Kilkir, Kirrinka y Sei Gurpil han llevado -y llevarán hasta el final de las fiestas- a todos los rincones del nuevo espacio festivo las notas de la retreta, de la tamborrada, de la marcha de San Prudencio o el himno del Deportivo Alavés. Síntoma inequívoco de que el homenaje a San Prudencio está, cada año más, en franca expansión.
También la tamborrada, que concentró a las sociedades gastronómicas de la ciudad, llevó ayer de madrugada los pasacalles a la zona del centro y a lo largo de las próximas horas serán los Biznietos de Celedón los que encaminen sus pasos hasta este espacio.