VITORIA. La movilidad del crimen. Como si del nombre de una sesuda estadística se tratase, los datos obtenidos de la experiencia diaria permiten elaborar un informe capaz de describir al detalle cómo los amigos de lo ajeno zonifican sus actuaciones en la capital alavesa según los requerimientos y las condiciones. Si la presión mediática provoca que haya más Policía en Mariturri y que los vecinos de aquel barrio, cansados de ser pasto de los ladrones, se atrincheran en sus casas y blindan sus trasteros tras cerraduras de cárcel, pues los profesionales cuya habilidad se centra en reventar pisos y camarotes cambian de modus operandi. Trasladan sus bártulos para evitar la presión policial y aparecen en Izarra y Salburua para aligerar de pertenencias a los residentes de esas barriadas, también en proceso de consolidación tras su reciente irrupción en el paisaje urbano de la capital alavesa. Los cacos ya han dejado su firma en varios edificios, a los que acceden con suficiencia amparándose en el anonimato que les proporcionan unas comunidades que aún no conocen a todos sus integrantes y en la facilidad de acceso de las nuevas construcciones, en las que abundan estructuras comunes para los garajes y los trasteros.

Sin ir más lejos, este diario ha podido conocer de primera mano cómo han sido ya varias las comunidades de Salburua que han pasado a engrosar el listado de víctimas de los rateros especializados en robar en subterráneos de zonas poco consolidadas en población. Ayer mismo, un nuevo caso apareció para constatar la tendencia. Los agentes de la Policía Municipal pudieron comprobar cómo uno o varios individuos accedieron a uno de los garajes de la calle Itinerario de Antonino, junto a las vías del tren, para reventar seis coches. En principio, y a falta de un peritaje más exhaustivo, parece ser que los ladrones se ayudaron de algún objeto contundente para romper las ventanillas de los vehículos y robar equipos de música, GPS y diversas pertenencias.

Al parecer, según los datos que obran en poder de la Policía Municipal, el de ayer no ha sido el único robo que se ha producido en la zona. Antes al contrario, a lo largo de las últimas semanas, los cacos también han actuado en varias comunidades que cumplen con las condiciones que atraen a este tipo de rateros. En principio, los solares afectados se encuentran en el paseo de la Iliada, en la misma zona que el asaltado ayer.

Los bloques objeto del afán de los ladrones son edificios, generalmente de VPO, capaces de acoger a decenas de vecinos que han recibido las llaves de sus moradas recientemente y que, por lo tanto, no se conocen entre sí. Aparte, los complejos asaltados también reiteran otras serie de condiciones en su estructura, con accesos comunes y plantas similares para la guardería de coches y para los trasteros.

En ese sentido, ya hay vecinos que ponen el grito en el cielo. Juan Carlos Novoa, residente del bloque visitado ayer, es uno de ellos. "Pides los mismos derechos que el resto de la ciudad, pagas el IBI como todos, pides seguridad y lo único que te dicen es que el barrio no es una zona consolidada".

El residente es consciente de que la construcción de edificios protegidos supone la explotación de las economías de escala, circunstancia que facilita la clonación de los mismos sistemas de cerraduras para puertas exteriores, ascensores y vomitorios internos. En ese sentido, hace escasas fechas, vecinos de Mariturri, sector que ha padecido asaltos similares a los sufridos en Salburua casi semanales -la cifra de unidades asaltadas supera ampliamente el centenar en los últimos meses-, recordaban a este rotativo que en las nuevas comunidades se acostumbra a montar el mismo modelo de la misma marca de cerraduras. "El precio debía constituir la parte atractiva de la instalación, ya que la seguridad no es su fuerte". Incluso, la llave de seguridad de un ascensor sirve para otros portales de la ciudad que usan el mismo modelo.

Actuación policial Sea como fuere, lo cierto es que los diferentes cuerpos policiales ya se han puesto manos a la obra para intentar contener la hemorragia de robos que ha asolado Mariturri y que ya se deja notar en Salburua. No en vano, la mayor presencia de la Guardia Urbana en las zonas de Zabalgana ha logrado un objetivo: la sensación de seguridad se ha incrementado, tal y como indica Adolfo Gago, presidente de la asociación de vecinos de Mariturri. Aparte, la Ertzaintza ya conoce la identidad de los dos ciudadanos de origen marroquí que completan esta relación de los más buscados en Álava. Su modus operandi también difiere de otros colegas de profesión, ya que estos se dedican a robos más sencillos. Se han especializado en arrasar con los trasteros y los garajes de las comunidades de los nuevos barrios de la ciudad. No establecen ningún tipo de sistema selectivo y le dan a todo lo que se les ponga por delante. Son, en palabras de los propios agentes, capaces de abrir un coche para llevarse unas gafas baratas de imitación. Se han convertido en la pesadilla de los vecinos de Zabalgana y sobre todo de los de Mariturri, aunque no desdeñan otras zonas de la capital alavesa. La Ertzaintza también les atribuye diversos asaltos a desvanes y vehículos estacionados en el barrio de Sansomendi.