EIBAR ofreció ayer una sentida y emocionada despedida en un funeral multitudinario a Lidia Juncal Fernández, Eider Escribano e Izaro Martínez, tres de los cuatro jóvenes fallecidos en el fatal accidente de tráfico que tuvo lugar la noche del jueves en Elgoibar, recuerdo que se hizo extensivo a la cuarta víctima, Jonathan Martínez, en cuyo honor se celebrará el lunes un acto cívico. Los vecinos de la villa armera también dijeron adiós en una segunda ceremonia a Marta Güenaga, eibartarra que murió al ser atropellada el fin de semana pasado mientras visitaba la ciudad marroquí de Essaouira.

La bandera municipal de Eibar ondeaba a media asta en la plaza Unzalu a media tarde. El ambiente que se respiraba era más bien apesadumbrado, triste. Si bien varios grupos de chiquillos correteaban detrás de algún que otro balón, los rostros de jóvenes y adultos mostraban una pena contenida, mientras charlaban en grupos o se dirigían hacia la parroquia de San Andrés Apóstol. "Queremos que la familia sienta que estamos con en ellos en estos duros momentos", expresaban unas compungidas abuelas octogenarias, camino de la Iglesia. "Es una pena", añadía una de las ancianas, mientras que otra se apresuraba a acelerar la marcha: "¡No vamos a tener sitio!".

Lo cierto es que para las 17.15 horas, el movimiento en los accesos a la iglesia era constante. Muchos se paraban a observar las esquelas de los fallecidos, como si todavía no se creyeran que nunca más volverán a encontrarse con las tres amigas de entre 16 y 17 años, miembros de una misma cuadrilla, que todos sus conocidos coinciden en describir como "alegres y extrovertidas".

En situaciones como la que se viven estos días en Eibar, las palabras sobran, tal y como manifestaban cuatro amigas de Lidia, Eider e Izaro en las inmediaciones del templo. "No estamos como para responder a nada", acertaron a decir, refugiados detrás de unas gafas oscuras, entre lágrimas.

Quizá por ello, un respetuoso silencio se apoderó del lugar cuando los tres féretros llegaron al templo, a falta de diez minutos para las 18.00 horas. Fue entonces cuando se vivieron algunos de los momentos más dolorosos, cuando los familiares de las víctimas se fundieron en emotivos abrazos. Un improvisado tiempo de silencio precedió entonces la ceremonia, que finalmente comenzó a las seis en punto. El céntrico templo de Eibar se quedó pequeño ante la multitud de familiares, allegados, amigos y conocidos, sobre todo jóvenes, que quisieron arropar a las familias en el primero de los funerales. Los ramos de flores también fueron innumerables. Mientras el párroco Xabier Zubizarreta, junto con otros cuatro sacerdotes, oficiaba las exequias fúnebres, una multitud ocupaba los alrededores de San Andrés Apóstol. El entierro se realizó a la salida del funeral.

Los eibartarras Jon Romero y Josu Zubiaba, compañeros de curso de Eider Escribano en la ikastola Mogel, confesaban sentirse "impactados" por la muerte de los cuatro jóvenes. "No nos lo podemos creer", coincidían. Sobre su compañera Eider afirmaron que se trataba de "una chavala majísima con todo el mundo". "Lo que se vive en el pueblo es muy fuerte. Quizá porque somos jóvenes, no habíamos sentido tan cerca lo que es la muerte", comentaban.

Lidia Juncal Martínez, Eider Escribano e Izaro Martínez viajaban la noche del jueves en el coche que conducía Jonathan Martínez, de 20 años, cuando invadieron el carril contrario en la N-634 sentido Donostia y chocaron contra una furgoneta. Como consecuencia del violento impacto, los cuatro ocupantes del turismo fallecieron. La pareja que iba junto con su hija de dos años -que salió ilesa- en el otro vehículo afectado, sufrió heridas de menos gravedad; al hombre, de 32 años, le dieron de alta el viernes, mientras que la mujer, de 36, se recupera favorablemente en el hospital de Arrasate. La pérdida de los cuatro jóvenes se sumó a la de Marta Güenaga, de 30 años, que perdió su vida en un desafortunado atropello que sufrió junto con el también fallecido pamplonés Iñaki Beunza, mientras se encontraban de viaje en Essaouira, al sur de Marruecos. La comitiva de este último funeral, que tuvo lugar a las 19.00 horas en la misma parroquia, sin cuerpo presente, se entremezcló con los familiares de la ceremonia inicial.