bilbao. Zhong Jing tenía trabajo como médico en un hospital de su ciudad natal, Zhejiang. Sin embargo, las perspectivas de futuro no le acababan de convencer. Tampoco la situación política y económica que vivía China en aquella época, ahora hace 24 años. Así que hizo las maletas y cogió un vuelo a Madrid con su esposa y sus padres. Hoy se siente feliz en Euskadi y sólo vuelve a China como turista. Zhong Jing es un ejemplo de integración y sus hijos "se sienten ya más vascos que chinos".

¿Por qué emigró de China si tenía una carrera y un porvenir asegurado como médico?

Porque cuando uno es joven es aventurero. Además, en aquellos años China todavía no estaba abierta al mundo. Era un país pobre y no había mucho futuro. Hoy en día no hubiese salido de mi país.

Llegó a Madrid y se puso a trabajar en un restaurante. ¿No se le cayeron los anillos?

No. En absoluto. No tuve más remedio que empezar a trabajar en la hostelería porque mi título de Medicina no servía para nada, no me lo convalidaron. Me dijeron que tenía que empezar la carrera desde primero, y con una familia y un negocio no tenía tiempo.

¿Y cómo decidió venir a Euskadi?

Porque entonces aquí no había tantos restaurantes chinos. Pensé que en Bilbao, al ser una ciudad con industria y un nivel más alto que el resto de España, había más posibilidades de negocio.

¿Le costó mucho esfuerzo aprender el idioma?

No demasiado porque nosotros teníamos un cierto nivel cultural. Yo, por ejemplo, ya sabía inglés y había estudiado algo de latín. De todas formas, para los chinos es muy difícil aprender el español. Lo mismo que para un español aprender chino.

¿Con el euskera no se animó?

No, porque su estudio me exigía tiempo y de eso tenía muy poco.

A usted le ha ido bien. Es un empresario de éxito.

Estoy contento de cómo me han salido las cosas, pero he de decir que yo sólo soy un trabajador autónomo con un negocio.

¿Piensa volver a China?

Para instalarme no. Suelo ir de vez en cuando, pero voy como turista a visitar familiares y también a comprar material para el negocio.

¿A sus hijos les gustaría vivir en China?

Mis hijos ya son más vascos que chinos. Los tres están tan integrados que siempre dicen que, aunque sus rasgos sean chinos, su corazón es vasco.

De los chinos se dicen muchas cosas. Por ejemplo, que forman una comunidad muy cerrada, que no hacen nada por integrarse. ¿Qué hay de cierto en ello?

Eso no es verdad. Lo que sucede es que por el tipo de trabajo que realizamos, la hostería y el comercio, no podemos hacer la vida social que quisiéramos. Nosotros trabajamos cuando otros descansan. Realizamos un trabajo muy duro que exige estar muchas horas al frente del negocio. Lo que yo creo es que la gente no nos conoce.

¿Cómo son, entonces, los chinos?

Los chinos tenemos un carácter afable y abierto. Nosotros nos llevamos muy bien con la gente de aquí. Nunca tenemos problemas. Como dato le diré que los chinos somos el grupo de inmigrantes que menos delitos cometemos.

¿Y por qué son tan trabajadores?

Porque no nos queda otro remedio. La gente que emigra ha vivido muchos años en un nivel de pobreza muy alto. El pobre sabe sufrir mucho más y cuando viene aquí lo hace para tener una vida mejor. Así que al chino inmigrante no le importa trabajar mucho.

También se dice que les gusta mucho apostar.

En eso tampoco se puede generalizar. Es verdad que hay gente que acude a lugares de juego porque cuando sale de trabajar sólo están abiertos los casinos. Y también es verdad que algunos se aficionan demasiado, pero hay que decir que son una minoría. Lo que sucede es que un chino no pasa desapercibido tan fácilmente.

Tienen fama de que su dinero no pasa por el banco, que pagan todo en metálico.

Es verdad. Pero eso sucede porque la gente en China está acostumbrada a llevar el dinero en efectivo en el bolsillo. Pero creo que esa costumbre la acabarán cambiando y comenzarán a utilizar las tarjetas de crédito. Más que nada por un problema de seguridad.

Se decía que tenían unos ritos funerarios un tanto extravagantes. ¿Es verdad?

No. Nosotros enterramos a los muertos como todo el mundo, en los cementerios. En China es verdad que existen diferentes ritos según la región, pero aquí estamos en Europa y nos acomodamos a lo que se hace en cada país.

¿Por qué tiene tanta aceptación la comida china?

Porque es una comida ligera, que no tiene tanto aceite como otras, es muy rica en verduras, y a la gente le gusta. Pero no solamente aquí, la fama de la cocina china es mundial.

¿Son de calidad los productos que utilizan?

Todos lo productos que hay en mis restaurantes son de primera calidad. Tanto las verduras como las carnes y los pescados son siempre productos frescos.

Por último, ¿cómo ve desde la distancia su país de origen?

Desde el punto de vista político está bien, ha mejorado, y económicamente es un país con un gran futuro. Pero también el desarrollo de China plantea un problema muy importante, el de la contaminación, que deberá resolverlo.