Vitoria. Los políticos que gobiernan en Vitoria, e incluso algunos miembros de la oposición, insisten en que pese a la negativa evolución de la tasa delictiva de Álava, el territorio es aún "seguro". La capital alavesa sigue compartiendo reputación con las ciudades menos conflictivas del Estado, pero su crédito se agota lentamente. Los robos, una de las asignaturas pendientes de la ciudad, arrastran a todo el territorio y elevan los índices de criminalidad de la provincia. Si en 2008 la Ertzaintza contabilizaba 6.127 delitos cometidos en suelo alavés, al cierre de 2009 la cifra se va hasta los 6.546. 419 más, casi todos ellos atribuibles al aumento de los robos.

En un informe publicado a finales de 2008, el Departamento vasco de Interior se felicitaba por mantener "bajo control" la delincuencia en Euskadi. Álava, con una subida de tres puntos dentro de la tasa criminal, se convertía en el patito feo de la comunidad, ya que Bizkaia aumentaba menos de un punto la suya y Gipuzkoa sufría un ligerísimo descenso de 21 décimas. Este año, Álava vuelve a ganar casi otros tres enteros en un ranking que nadie quiere encabezar.

De los 4.261 delitos "contra el patrimonio y el orden socioeconómico" registrados por la Policía autonómica en 2008, hemos pasado en 2009 a 4.724. 463 robos más en un año que disparan la tendencia por encima de lo previsto. Para explicar el fenómeno se ha hablado de que la crisis lleva a algunas personas a delinquir e incluso se ha aludido a bandas organizadas integradas por ciudadanos extranjeros que, llegadas desde ciudades limítrofes -sobre todo Bilbao- recalan en Vitoria para cometer sus fechorías. Además de operar en vehículos estacionados, sus blancos favoritos, también se dedican a actuar en pequeños y grandes comercios. Y acostumbran a hacer la cuenta de la vieja para calcular el importe de lo robado, nunca sobrepasar los 400 euros y, de esta manera, no poder ser denunciados como ladrones, con lo que el incidente se queda en mero hurto.

Enfrentamientos El incremento de la delincuencia ha protagonizado agrios enfrentamientos en los últimos compases de la vida municipal vitoriana. Uno de los más recientes y sonados tuvo lugar este mismo lunes en el Ayuntamiento cuando Marian Castellanos, portavoz del PP en materia policial y látigo de José Manuel Bully como concejal de Seguridad Ciudadana, invitó a éste a "reflexionar" sobre el hecho de que a lo largo de enero la Policía Local registrara hasta 521 denuncias derivadas de hechos violentos. El 40% de ellas por robos con violencia e intimidación y en el interior de vehículos.

Y los números de la Ertzaintza, que discurren paralelos a los de la Policía Municipal, animan en igual medida a la meditación. Disminuyen los delitos de "homicidio y sus formas" -de 7 a 5-, pero aumentan las lesiones -de 300 a 326-. Se reducen los delitos "contra la libertad" -de 245 a 201-, pero crecen los de "tortura y contra la integridad" -de 379 a 394-. Y suben, se disparan, los cometidos "contra el patrimonio y el orden socioeconómico": de 4.261 a 4.724 en un capítulo que engloba los delitos de hurto, robo, extorsión, robo y hurto de uso de vehículos, usurpación, defraudaciones (estafa, apropiación indebida, defraudación de fluido eléctrico y análogas), insolvencias punibles, alteración de precios en concursos y subastas públicas, daños, delitos relativos a la propiedad intelectual e industrial, al mercado y a los consumidores, sustracción de cosa propia de utilidad social o cultural, incluyendo también los delitos societarios además de la receptación y otras conductas afines.

El capítulo de faltas viene a reforzar la tesis de que la crisis ha agudizado el problema de las sustracciones de todo tipo. Mientras que las "faltas cometidas contra las personas" caen de 1.651 a 1.630, las ejecutadas "contra el patrimonio" evolucionan de las 5.338 de 2008 a las actuales 6.137. Un apartado en el que se enmarcan el hurto (hasta los 400 euros y sin violencia), la sustracción, la estafa, la apropiación indebida, el fraude de energía eléctrica y similares. Con todo, la tasa conjunta de delitos y faltas por cada 1.000 habitantes de Álava pasa de 42,63 a 45,91. Un resultado muy pobre que habrá que mejorar a lo largo de 2010.