los nazis en euskadi (i)

Hitler, en Hendaia, espera a Franco. Fotos extraídas de las publicaciones "hendaia 1940" y "gipuzkoa 1940"

Wim Brand, recibido por un militar franquista a su llegada a Irun.

Hendaia, único "cara a cara" entre Hitler y Franco

el andén dos de la estación labortana acogió, el 23 de octubre de 1940, la fallida negociación entre ambos

m. cifuentes

hendaia. Fue su único encuentro. La única vez que se vieron. Y no fue, en absoluto, positivo. Todo lo contrario. Porque la reunión que Hitler y Franco mantuvieron en la estación de tren de Hendaia el 23 de octubre de 1940 (en el andén 2 de la vía 1), no acabó como ambos hubieran esperado. O, al menos, no como había planeado el alemán, que abandonó Euskal Herria con un enfado más que visible y sin ninguno de sus objetivos logrados. El viaje, desde luego, no le mereció la pena. No le salió rentable. Y no por falta de empeño, que lo puso, sino porque las condiciones de su homónimo español le parecieron desorbitadas e inaceptables.

Hitler llegó a las 13.30 horas en uno de los vagones del Sonderzüg y acompañado de su Estado Mayor al completo: el ministro de Asuntos Exteriores Ribbentrop, el mariscal Keitel, el ministro de la Propaganda Goebbels, el embajador en España Von Sthorer, el intérprete Paul Schimidt y el reichsführer o comandante en jefe de las SS Heinrich Luitpold Himmler. Brazo alzado, pasó revista a las tropas de la División de acompañamiento, posó para los fotógrafos y esperó a que llegara Franco. Y éste, lejos de ser puntual, le hizo esperar hora y media (la versión más difundida dice que fue intencionado).

aparece franco Finalmente, el caudillo apareció en un tren obsoleto del Ministerio de Obras Públicas y, tras los saludos, la reunión se celebró (en un vagón alemán). Tres horas de dura negociación en las que no hubo acuerdo. Hitler, por un lado, buscaba la complicidad española para tomar Gibraltar. La eliminación del último bastión británico en el sur de Europa impediría a los aliados desembarcar allí y, además, dejaría a Alemania en situación inmejorable para una posible conquista del norte de África y de la Península Ibérica, incluida España. Franco, por otro, pedía 400.000 toneladas de trigo de forma inmediata, material de guerra moderno que incluía artillería pesada y elementos de protección para sus costas e islas. Además, no admitía la presencia de soldados extranjeros en la conquista de Gibraltar y exigía la posesión de alguna colonia francesa en África.

Condiciones, especialmente esta última, que agotaron la paciencia del führer. De hecho, éste abandonó momentáneamente la entrevista y, a su vuelta, amenazó a su interlocutor con la presencia de las tropas germanas en los Pirineos. Fue el punto y aparte de las conversaciones, que se suspendieron en una primera fase. Más tarde, después de que ambos reposaran en sus compartimentos y degustaran la cena ofrecida por la delegación alemana, se reanudaron.

Pero tampoco entonces hubo consenso. Después de que Franco solicitase neutralidad, Hitler dio por concluida la cita y se marchó. A partir de ahí, las relaciones cambiaron. Aumentaron las susceptibilidades, se asentaron las redes de espionaje y la posibilidad de que Alemania invadiera España se hizo muy real.

Tras pasar, brazo en alto, revista a las tropas, el `führer" tuvo que esperar durante hora y media al caudillo

Un soldado posa junto a un cazabombardero caído sobre la playa de la localidad labortana.

Militares nazis cruzan una alambrada, con Hondarribia al fondo.