vitoria. La red pública vasca en general y, la alavesa en particular, han despuntado por la notable atención que dispensan a los pacientes psiquiátricos, una labor premiada en los últimos años con diversos reconocimientos. A pesar de todo, existe todavía un amplio margen de mejora para que los usuarios de estos servicios disfruten de la mejor calidad de vida posible al ponerse en manos de sus especialistas. En otras palabras, que los afectados no se limiten únicamente a "sobrevivir" a lo largo del proceso, según anhela la portavoz de la Asociación de Usuarios de Psiquiatría (Egunabar), Rosa Braceras.

Un informe del Ararteko sobre salud mental y derechos de las personas, en el que toman parte tanto profesionales de este campo como pacientes y familiares, revela la necesidad de activar cambios estructurales en los sistemas de salud para lograr este objetivo. Una necesidad que no es baladí por la alta prevalencia de las patologías psiquiátricas en la sociedad. Se estima que una de cada cuatro personas sufre alguna enfermedad mental a lo largo de su vida, independientemente de su gravedad y cronificación.

Al margen de las enfermedades clásicas y más graves, como el trastorno bipolar, la esquizofrenia, los trastornos de personalidad o las depresiones mayores, cada vez son más frecuentes las descompensaciones tras la vivencia de sucesos vitales traumáticos -rupturas afectivas, pérdida de seres queridos o frustraciones- o situaciones estresantes -despidos laborales, amenazas o carencia de recursos económicos-. "Hoy se atienden muchos otros problemas que hace una o dos décadas no se atendían y no se consultaban", certifica el psiquiatra de un centro de salud mental, Iñaki Markez. De ahí que el espectro de pacientes haya aumentado considerablemente en los últimos años.

Braceras enumera algunas de las reformas que, a su juicio, deberían ponerse en práctica para mejorar la calidad de vida de los pacientes. "No conocemos, como la mayoría de ciudadanos, las estrategias, planes, políticas y sistemas de sanidad. Pero sí sabemos las deficiencias que encontramos como pacientes", denuncia la portavoz de Egunabar, afectada por psicosis maniaco-depresiva y que habla también en nombre de "muchos que no pueden expresarse libremente dado el estigma social, el deterioro o su situación de gravedad".

En primer lugar, Braceras se refiere a la necesidad de avanzar en la "especialización" en Psiquiatría, "porque no sólo hay una enfermedad mental, sino muchas y bien diferenciadas". Además, reclama incidir en la investigación para encontrar fármacos curativos o, por lo menos, "un tratamiento mejor para cada enfermedad, grado y paciente". Otras necesidades que detecta Braceras son que se asegure la regularidad de las visitas en función de las necesidades del paciente, un campo en el que la atención rápida cumple una función "vital", y que se dedique el tiempo necesario para probar distintos tratamientos hasta encontrar el que le permita al paciente hacer una vida normalizada. "En cuanto un tratamiento frena los síntomas al enfermo, se da por bien medicado, aunque esto le suponga una vida infrahumana", denuncia.

multidisciplinar En este sentido, Braceras aboga por "no sobremedicar" a los pacientes, una realidad que "sólo beneficia a las grandes multinacionales farmacológicas", y que la información sobre hábitos preventivos sea mucho más completa. Además, considera necesaria la implementación de otro tipo de terapias, complementarias a las meramente psiquiátricas, para avanzar en la recuperación de los pacientes: terapias multidisciplinares que incluyan el trabajo de los psicólogos, la relajación, las terapias de grupo o el tai-chi.

En esta misma línea se expresan en el extenso informe Margarita Tarazaga, de la Federación vasca de Asociaciones de Familiares y Enfermos Psíquicos (Fedeafes), así como la psicóloga clínica, Itziar Cabieces. La primera considera necesario establecer "tratamientos complementarios que no siempre se dan de forma conjunta en los centros de salud mental", así como una línea de colaboración entre estos equipos y las familias "para lograr una rehabilitación psico-social más eficaz".

La segunda, por su parte, aboga por incidir en la detección precoz y una atención de primera línea, que supondría "reorganizar la atención primaria incorporando psicólogos, de perfil clínico, para lograr un trabajo interdisciplinar". Cabieces también aprecia carencias en la "exigua cartera de servicios en salud mental más allá de los psicofármacos".

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